Antonio Morales (Agüimes, 1956) tenía los ojos chicos, de esos que delatan la falta de sueño. Los dos incendios declarados en las cumbres de Gran Canaria y ya estabilizados lo mantuvieron en vilo durante muchas horas. Justo cuando parecía estabilizado el desatado en la cumbre el pasado sábado por una imprudencia, un desalmado prendía los matos en Cazadores. El presidente del Cabildo grancanario cuenta que estos conatos en los altos de Telde ocurren prácticamente cada verano, desde 1978, y pide la colaboración ciudadana para encontrar al culpable.

¿Qué siente cuando, después de estabilizarse el incendio de la cumbre, le comunican que hay otro en Cazadores?

Es indescriptible, es una sensación de impotencia ante un hecho que no puedes impedir, que no puedes frenar. Pero también es un momento de mucho dolor, de pesar. Una mezcla de tantas cosas, de desencanto... ¿Cómo una persona puede hacer un daño semejante? Cualquier dato que se pueda aportar puede ser importante para localizar a una persona de estas características.

¿Hay alguna pista, aunque sea muy pequeña, de quién puede ser el pirómano de Cazadores?

Nada. Las fuerzas de orden público dicen que es muy difícil dar con él, por las características especiales del entorno, de las carreteras, por las horas en las que se producen los conatos.

¿A estas alturas no hay ninguna duda de que fue intencionado?

Ninguna duda. Estos episodios se producen desde el año 1978, en el mismo sitio.

Otras veces es en julio. Este año, en agosto, ¿quizá es que el pirómano no ha estado en Gran Canaria?

Puede ser, o quizá haya una explicación más terrible, que haya esperado a un momento en el que los efectivos estaban ocupados, con el fin de hacer el máximo daño posible.

¿Diría que Canarias cuenta con los medios suficientes para atajar y prevenir los incendios?

Sí. El otro día se publicaba un informe sobre el número de agentes destinados a la lucha contra incendios y en Canarias estamos muy por encima de la media. Incluso puede dar la sensación de que estamos sobredimensionados, cosa que no es cierta, porque tenemos unas circunstancias distintas por la fragmentación del territorio, lo que requiere que cada isla tenga sus medios.

Me decía un taxista que el ganado era el que limpiaba los terrenos antaño y que, como ahora no hay animales, el fuego tiene de qué alimentarse.

Hay mil teorías, cada una con su parte de razón, pero lo cierto es que también se producían incendios cuando había cabaña ganadera. Incluso incendios muchísimos más serios que estos. Es verdad que el abandono del campo tiene cierta influencia, pero también hay que tener en cuenta el calentamiento global, los grandes periodos de sequía... ¿Limpiar el monte qué es? ¿Llenarlo de picón? ¿Hormigonarlo?

Sobre los hidroaviones. He leído que los helicópteros son más adecuados para nuestra orografía. Sabe que hay una campaña para pedir una base fija de estos aparatos, ¿qué opina?

Los hidroaviones han sido necesarios, porque hay que sumar y había que humedecer, pero yo soy más partidario de la utilización de helicópteros y agua dulce para combatir el fuego. Puede hacer un mayor efecto positivo un helicóptero de gran capacidad.

¿Y cómo está el cuidado del monte, los cortafuegos y los elementos para la prevención?

Estamos trabajando todo el año. Tenemos unos profesionales extraordinarios. El equipo de prevención de incendios del Cabildo de Gran Canaria forma a agentes forestales de otras comunidades, incluso de la UME.

¿Cambiaría algo de la estrategia contra el fuego?

Nunca uno puede renunciar a mejorar las cosas y decir que no se puede hacer más, eso sería de ilusos. Hay que seguir avanzando, seguir formando a los técnicos, pero, más allá de eso, hay que decir que tenemos unos profesionales excelentes.

¿Hay suficientes bomberos?

No. Hacen falta más bomberos. De hecho, en esta legislatura hemos incorporado. De cualquier forma, los bomberos están para atender las zonas urbanas, no los incendios forestales.