Una parte de Marruecos ayer se trasladó al Hotel Reina Isabel de Las Palmas de Gran Canaria, que se convirtió en el escenario donde celebrar los 20 años de reinado de Mohamed VI, actual monarca de Marruecos. Ahmed Moussa, cónsul general del país en el Archipiélago, recibió en la fiesta a las autoridades y representantes de los distintos estamentos de la sociedad, que no quisieron perderse una cita en donde el cuscús y el té fueron protagonistas.

El salón Baldaquino del Hotel Reina Isabel en la capital grancanaria se trasformó ayer en un auténtico palacete marroquí. Los invitados vestidos con sus mejores galas se adentraban en la sala minutos antes de las 20:30, hora en la que comenzaba la fiesta en conmemoración del vigésimo aniversario del ascenso al trono del Rey Mohamed VI. Un evento que festeja la coronación del que es el décimo octavo rey de la dinastía alauí que reina en Marruecos. La fiesta se repite año tras año desde el 30 de julio de 1999. Los olores y la decoración transportaban a los allí presentes al corazón del país africano, a los zocos y a las calles donde los colores y las especias son protagonistas. Una noche "para celebrar por todo lo alto", según explicaba Ahmed Moussa, cónsul general de Marruecos en Canarias, antes de que llegaran los invitados.

La música andalusí flotaba en el ambiente y el tradicional saludo árabe "salam aleikum" (la paz sea contigo) se escuchaba a la llegada de cada invitado. Moussa ejerció de perfecto anfitrión y ataviado con una chilaba blanca y un tarbuch, sombrero masculino de color rojo con bordón negro, recibió a todos los invitados a la fiesta junto a su esposa Fátima Edderham. Pese a no estar presente físicamente, el monarca alauí fue el auténtico protagonista de la velada en la que también se ensalzó la amistad y la cooperación entre España y Marruecos.

"La Fiesta del Trono refleja la perfecta simbiosis de lealtad entre el Rey y su pueblo, entre la monarquía y los diferentes estamentos sociales en las diversas regiones del país", empezó diciendo Moussa tras agradecer la presencia a los invitados. Continuó alabando el papel del monarca durante sus años de reinado, "progreso, modernidad, estabilidad, seguridad y consolidación del proceso democrático" fueron las palabras que el cónsul utilizó para resumir el trabajo realizado por Mohamed VI.

Las palabras del discurso de bienvenida del cónsul subrayaron, además, "la consolidación del proceso democrático" y la "evolución pacífica hacia una sociedad moderna y plural" en el país. Marruecos "juega un rol importante en el diálogo de civilizaciones y de religiones", destacó Moussa y apuntó que se han convertido en "un modelo de estabilidad en su contexto regional en África y en el mundo árabe".

Las buenas relaciones entre Canarias y el reino alauí también protagonizaron el discurso del anfitrión, quien aseguró que los vínculos se encontraban "en su mejor momento". Para apoyar estas ideas el diplomático recordó las visitas que las instituciones políticas canarias han realizado a Marruecos en los últimos años. "Más de 60.000 pasajeros han viajado el año pasado entre las Islas y Marruecos", apuntó.

Los vínculos del país africano con el Archipiélago no son los únicos. Las relaciones a nivel estatal también tuvieron un hueco en las palabras de Moussa, quien quiso resaltar la "relación fraternal" entre el Rey Felipe VI y el Rey Mohamed VI. "España es el primer socio comercial de Marruecos con más de 14.000 millones de euros de flujos bilaterales, también es el tercer inversor en nuestro país, con más de 800 empresas españolas establecidas en el Reino", destacó en sus palabras.

Los más de 230 invitados escucharon atentos el discurso de Moussa. Entre los asistentes hubo representación de muchos estamentos de la sociedad canaria. Asistieron distintas personalidades políticas como el presidente del Parlamento de Canarias, Gustavo Matos, o la consejera de Economía del Gobierno canario, Carolina Darias. Además acudió Teresa Mayans, subdelega del Gobierno en funciones, militares, empresarios, miembros del cuerpo diplomático y representantes de asociaciones y oenegés. No faltaron representantes de la comunidad marroquí asentada en e Archipiélago, cuyos caftanes aportaban las notas de color que decoraban una sala en el que los invitados pudieron disfrutar de un cóctel que combinaba productos marroquíes y canarios. Destacaban las recetas más famosas de ambas gastronomías. El cuscús, la pastela, los pinchos morunos o las breouat eran los platos del festín que culminó con té y dulces traídos desde Rabat y Dajla.