El estudio de los huevos fósiles que fueron hallados en los yacimientos de Valle Grande, Valle Chico y Fuente Guza, al norte de Lanzarote, ha determinado que un avestruz del Plioceno vivía ya en las desaparecidas islas de Famara y Ajaches, hace más de 4 millones de años, a las que no llegó procedente de África, sino de Fuerteventura.

Después de ocho campañas de excavación, llevadas a cabo durante la última década, los investigadores María Antonia Perera y Antonio Sánchez Mato daban conocer ayer, sábado, las últimas conclusiones a las que han llegado tras los estudios a los que se han sometido los restos hallados en los diversos trabajos de campo.

Sánchez aseguró que las cáscaras de huevos fósiles de ratites, grandes aves no voladoras localizadas en los tres yacimientos de Lanzarote, "no se corresponden con las características de las avestruces africanas", por lo que "en estos momentos y a la luz de esos resultados" se puede afirmar que el avestruz que en ese tiempo se encontraba en las islas de Famara y Ajaches (existente antes de la formación de Lanzarote), llegó procedente de otro territorio grande y cercano, "es decir, de la isla de Fuerteventura", la más antigua del Archipiélago canario.

Como el resto de Canarias, Lanzarote es una isla volcánica que emergió del océano hace millones de años, lo que significa que todas sus formas de vida, sean flora o fauna, llegaron a ella desde fuera y en varios momentos de un pasado más o menos remoto, a diferencia de otras islas, como Madagascar, que un día fueron parte del continente, explicaba.

Todavía hoy, Lanzarote se encuentra separada de la costa de África al menos por 120 kilómetros de mar, con profundidades de hasta 1.300 metros, una cota más que suficiente para suponer que en ningún momento, por intensa que pudiera ser la glaciación, las aguas bajaron tanto en ese punto del Atlántico como para que hubiera un paso seco entre la isla y África.

En el caso de la ratitis, cuyos restos han sido localizados en los yacimientos de Lanzarote, se trata de un ave terrestre, que ni nada ni vuela, de tamaño similar al actual o mayor y que, en cualquier caso, es la primera fauna de cuya existencia se tiene conocimiento, no sólo en Canarias, sino también en la Macaronesia, destacaba María Antonia Perera.

Por su parte, Sánchez Mato precisó que los trabajos de datación a los que han sido sometidos los huevos, utilizando el método del potasio-argón, han permitido determinar con certeza que tienen una antigüedad de entre 4,2 y 3,7 millones de años, "ya que esa es la edad de los restos de basalto hallados debajo y arriba del lugar en el que han sido localizados los huevos de avestruz".

Los directores de la investigación aseguraron que el análisis de los restos hallados determina que se trata de la primera fauna que llega a Canarias y, asimismo, el único caso conocido y documentado en el mundo de una ratitis que llega a una isla.

Ambos estudiosos resaltaron que la suerte los acompañó en los trabajos de campo, que permitieron la localización de diez huevos y medio de ratitis, un antepasado de la avestruz, en muchos casos enteros y en buen estado, lo que hizo posible determinar científicamente el tamaño de las hembras, "que eran como las actuales o quizá más grandes".

Estos trabajos de campo permitieron también conformar la mayor colección existente en el mundo de restos fósiles de cáscaras de huevos de avestruz, además de abundantes celdas de insectos, cáscaras de huevos de tortugas terrestres, restos de caracoles y además de dos vértebras de una serpiente, lo que va a permitir efectuar nuevos y más profundos estudios multidisciplinares sobre la fauna de la zona en aquel entonces.

María Antonia Perera, que recientemente ha sido nombrada como nueva directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, detallaba que el trabajo de investigación se ha llevado a cabo, principalmente, en los tres yacimientos del norte de Lanzarote, pero también en la zona de Los Ajaches, en el municipio de Yaiza, al sur de la isla.

Los investigadores destacaron que el abundante material recopilado y la enorme extensión que ocupan los yacimientos del norte de Lanzarote hacen plantear la posibilidad de que se cree en la zona el Centro Paleontológico de Canarias.