Coalición Canaria entra en un periodo de profunda reestructuración interna tras perder el poder territorial que tenía en Canarias desde hace más de dos décadas. Los nacionalistas encaran la fase preparatoria de su congreso, que tendrá lugar en primavera de 2020, con la idea de fortalecerse como partido y evitar el debilitamiento que le puede pasar factura tras pasar del todo a la nada en la vida política de las Islas.

Y la catarsis para la formación nacionalista llega a pesar de cosechar unos buenos resultados en las elecciones autonómicas y municipales del pasado 26 de mayo. Pese a los malos augurios CC aguantó la ola ganadora del PSOE con casi 30.000 votos más con respecto a 2015 en la suma de los votos de las siete islas y con 207.844 apoyos en la nueva circunscripción autonómica. "La salida de los gobiernos ha llegado de la manera más cruda posible a pesar de que aguantamos bien los resultados electorales", lamentan fuentes nacionalistas.

Coalición Canaria tiene ahora ante sí reconstruir un proyecto que lleva supeditado al poder desde su germen en 1993. Hay afiliados y dirigentes que admiten que este contexto les ha hecho perder reflejos y la humildad necesaria que conlleva intercalar poder y oposición, como le ocurre al resto de partidos. En diferentes etapas de los últimos 26 años surgió el debate en el seno de CC de fortalecer el partido, de separar el ámbito partidista del gubernamental y de marcar la acción del Gobierno desde el partido.

Este debate no ha terminado de cuajar y es ahora, una vez que los nacionalistas se ven en la oposición, cuando resurge esta idea que, ahora sí, tiene visos de fructificar aprovechando el cambio de ciclo para CC. Muchos dirigentes se miran en el espejo del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que siempre ha separado el partido del Gobierno y que supo estar cuatro años en la oposición para resurgir con más fuerza, con unas estructuras internas consolidadas y vive ahora una etapa en la que vuelven a ser imprescindibles en la gobernabilidad del Estado y tienen buena parte del poder en el País Vasco. Es el camino que marca la hoja de ruta para los nacionalistas canarios a partir de ahora. Una corriente importante de la formación apuesta porque el partido deje de ser subsidiario del poder, que vuelva a situarse en la centralidad política para poder pactar a derecha e izquierda y marcar la defensa de Canarias frente al Estado sea cual sea el color político del Gobierno de turno, sin líneas rojas predeterminadas.

La reconstrucción del partido implica también una renovación de liderazgos y equipos, también una asignatura pendiente que quedó aparcada en el último congreso, que volvió a elegir a José Miguel Barragán al frente del partido pese a que había anunciado su predisposición a dejar las tareas de dirección.

No solo el dirigente majorero volvió a ocupar la máxima responsabilidad de la formación nacionalista sino que, a la vez, ha sido consejero de Presidencia, Justicia e Igualdad del Gobierno regional tras la ruptura con el PSOE. Ahora hay voces que ya dan por hecho que Barragán terminará su etapa al frente de la formación para dar paso a otra dirección. Algunos sectores ven en Fernando Clavijo al timón de esta nueva etapa, pero tampoco se descartan otros perfiles.

Se da también ahora la circunstancia de que CC acaba en la oposición con mejores resultados que en 2015 y, sin embargo, la otra formación nacionalista, Nueva Canarias (NC), llega al poder a pesar de empeorar sus resultados con respecto a hace cuatro años. Después de casi un mes de negociaciones a varias bandas finalmente la fuerza que en su día se escindió de CC alcanza el Gobierno regional y su líder, Román Rodríguez, se convierte en vicepresidente y consejero de Hacienda. Por ello los dirigentes de CC se muestran pesimistas a corto plazo sobre que este pase a la oposición sirva para allanar el camino de la reunificación nacionalista.

En este proceso inédito al que se enfrenta CC también hay riesgos, como que se termine en una fragmentación insularista. Hay sectores que recelan de la hegemonía de Tenerife, que ha dado cuatro de los cinco presidentes autonómicos que ha tenido el partido. Los nacionalistas de Fuerteventura y Lanzarote tienen una base de centro izquierda y progresista que no tienen los partidos que formaron CC en Tenerife y La Palma.