La moción de censura presentada ayer por Mariano Hernández y Anselmo Pestana contra Nieves Lady Barreto es la cuarta que se produce en el Cabildo de La Palma, y en tres de ellas han sido el Partido Popular y el Partido Socialista los que se han unido para desbancar del poder a los nacionalistas, primero como Agrupación Palmera de Independientes y más tarde integrados en Coalición Canaria. La primera moción de censura en la institución insular se registró en el año 1993. Un acuerdo entre el PSOE y el PP arrebató el bastón de mando a Gregorio Guadalupe (API). En aquel momento, hubo serias discrepancias en el seno popular, hasta el punto de que su candidato, José Luis González Afonso, renunció a la Vicepresidencia, siendo ocupada por el número 2 del Partido Popular, Juan de la Barreda. El socialista Felipe Hernández fue el nuevo presidente.

Apenas tres años después, 1996, llegó la segunda censura. Curiosamente, también en el mes de julio. Y casi con los mismos protagonistas. Un casi desconocido José Luis Perestelo (API) llegaba a un acuerdo con el Partido Popular para destronar al socialista Felipe Hernández, con Juan de la Barreda (PP) de vicepresidente. El político saucero inició ese año una larga carrera en la Presidencia insular, tanto en acuerdos con el PP como con mayorías absolutas.

Después de varias legislaturas de estabilidad, llegó la tercera moción de censura que se ha registrado en el Cabildo de La Palma. Fue en 2013. Guadalupe González (CC) decidió destituir del gobierno a los consejeros del PSOE, sabiendo que se arriesgaba a una reprobación. Una acción límite que siempre se ha atribuido a Antonio Castro y que contó con la oposición frontal de José Luis Perestelo, que estaba convencido de que su compañera de partido sería presidenta durante varios mandatos si se mantenía en gobierno con los socialistas.

El PSOE llegó a un acuerdo con el PP y sacaron del poder a los nacionalistas. Pestana y todo su grupo, al igual que lo que ahora se antoja para Hernández Zapata, Carlos Cabrera y Raúl Camacho, se enfrentaron entonces a un expediente de expulsión y a duros ataques desde Ferraz, de los que salieron airosos.