La situación que sufre ahora la Agrupación Herreña de Independientes (AHI) lleva años larvándose y ha tenido a su ya expresidenta, heredera del partido forjado por Tomás Padrón, Belén Allende, como centro de los focos. De hecho, y para justificar, en parte, mociones de censuras como la de La Frontera en 2016, partidos como Unión Frontera, ahora en la oposición, esgrimieron durante años la forma en que llevaba Allende el Cabildo y su partido, aparte de la gestión local. No obstante, el principal problema surgió desde dentro y tuvo a los fundadores de AHI que quedan vivos, con Padrón a la cabeza, como grandes protagonistas, lo que se tradujo a principios de este año en una carta muy dura con Allende en la que le censuraban el "desprecio y ninguneo" que sentían y lo lejano que estaba AHI de sus principios fundacionales de 1979.

Antes de esa misiva, publicada en primicia por El Día, los problemas se recrudecieron en 2016, cuando la asamblea general de AHI decide de forma mayoritaria desligarse de nuevo de CC, si bien esa medida nunca se cumplió y la ligazón con la coalición nacionalista (siempre con guión y sin las siglas de CC en los carteles en los municipios de El Hierro o al Cabildo) se mantuvo en el día a día y en los comicios generales y regionales de abril y mayo de este año.

Ese incumplimiento fue también recordado en los últimos meses por los fundadores y por críticos como David Cabrera antes de su marcha a la Agrupación de Electores de El Hierro. Sin embargo, lo más relevante para la escisión y la situación actual, según diversas fuentes consultadas ayer, sigue siendo la manera en que ha llevado el partido hasta ahora Allende, cómo ha gestionado el legado de Tomás Padrón, el Cabildo y la presencia en el Parlamento, así como la manera en la que se decidieron las distintas candidaturas a las dos convocatorias electorales de este año.

Esta última cuestión resultó muy determinante, sobre todo, para el paso dado por Cabrera, al verse relegado no solo de los principales puestos al Parlamento, sino del Cabildo, Senado y hasta ayuntamientos (él es y aún vive en El Golfo, en La Frontera). Aunque hubo un apoyo aplastantemente mayoritario en esa asamblea, los críticos siempre han sostenido que, de hacerse en voto secreto y no a mano alzada, las listas no hubieran sido respaldadas o habrían tenido mucho mayor rechazo.