El empresario Miguel Ángel Ramírez defendió ayer ante la Sala de lo Civil y de lo Penal del?Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) la autenticidad de la grabación de la conversación extraoficial que mantuvo con?Salvador Alba cuando este sustituyó al frente del Juzgado de Instrucción número ocho a Victoria Rosell, que había pedido la excedencia voluntaria para presentarse como cabeza de lista de Podemos por Las Palmas en las elecciones de diciembre de 2015. El también presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, que aseguró que solo grabó una vez a Alba, afirmó que se sintió "amedrentado" ante la conducta de Alba, al que atribuyó un proceder propio "de los años 30 en Estados Unidos". "Una auténtica mafia", recalcó.

Ramírez aseguró que él no acudió a la cita con Alba en su despacho por petición propia, sino que fue el propio juez el que le hizo llegar ese interés a través del abogado Sergio Armario y Héctor de Armas. El empresario, que compareció como testigo en la causa, señaló que Alba tenía interés por acreditar los negocios comerciales entre Seguridad Integral Canaria (SIC) y Canarias Ahora, medio dirigido por la pareja de Rosell, Carlos Sosa. "Me dijo que quería cargarse a esa hija de puta, a esa cabrona. Eso es lo que se escucha en la grabación. Quería acabar con su carrera judicial y con su carrera política", afirmó Ramírez, quien también apuntó a que Alba no invitó a entrar al despacho a Armario, que lo había acompañado a esa cita. "No pedí que se quedara porque quien imponía las reglas del juego era Salvador Alba", aseveró.

El dueño del Grupo Ralons relató ante el tribunal presidido por José Félix Mota que decidió grabar el encuentro porque "tenía que tomar medidas de autoprotección". "No era una conducta seria ni lógica la que me estaban haciendo tener.?Tenía que poder demostrar por qué se me llevó y quién me llevó", incidió.

El 11 de mayo de 2016, varios días después de que Alba cesara en el Juzgado número 8, Ramírez aportó la grabación que en un primer momento él mismo reconoció editar para eliminar algunos tramos que consideraba irrelevantes, como la aparición de Emilio Moya, presidente de la Audiencia Provincial. El empresario insistió en que nunca quiso chantajear a Alba, pero que decidió dejar registro de la reunión para evitar que se le hiciera más daño por "una guerra entre dos jueces".

Durante el transcurso del encuentro, Ramírez expuso que tuvo la sensación de que le estaba asesorando sobre el sentido de sus respuestas en una declaración oficial posterior para que acreditase la relación entre Sosa y?Rosell, si bien, explicó, los vínculos eran antiguos y no revestían, a su juicio, importancia.

El empresario apuntó, a su vez, a que el magistrado encausado le ofreció un "acuerdo a tres bandas" en el que supuestamente participaba la Fiscalía para cerrar la causa. Ramírez contó que al sentirse ante una "situación de desventaja" ante el juez, decidió tirarse "a la piscina" y trató de empatizar con él a través de un relato "figurado" en el que indicaba, según expuso, que conocía a personas con las que en realidad no había tratado nunca. Ramírez acusó a Alba de estar "abusando de una situación de poder", pues aseguró sentirse intimidado por la fianza de 35 millones de euros que impuso a SIC -y que luego fue rebajada por la juez que lo sustituyó- y por la imputación de cuatro delitos a su entonces mano derecha Héctor de Armas al poco tiempo de aterrizar en el Juzgado de Instrucción número 8 de la capital grancanaria.