Cristina Almeida Castro nació en Badajoz el 24 de julio de 1944. Ha ejercido la abogacía pero quizás su cara más reconocible sea por su implicación en la política. Militó en el Partido Comunista y colaboró en la fundación de Izquierda Unida. Concejal en el Ayuntamiento madrileño del alcalde Enrique Tierno Galván, ha abanderado la lucha por la libertad y la igualdad de derechos entre mujeres y hombres desde hace más de cinco décadas. Feminista convencida, convence y cautiva con su vitalidad y un discurso llano pero lleno de razones. Almeida ha viajado a Tenerife donde ha sido reconocida por la Fundación Insular para la Formación, el Empleo y el Desarrollo Empresarial (Fifede), por defender la igualdad de género.

¿Cómo ha acogido este reconocimiento de Fifede?

Me hizo mucha ilusión que se acordaran de una vieja luchadora, aunque no me siento vieja, sí mayor. Pero vine también para darles yo un reconocimiento a ellas por la labor que hacen. La lucha por la igualdad de las mujeres, y en el ámbito laboral mucho más, es un trabajo que hay que seguir haciendo todos los días. No en vano, antes de coger el avión hacia Tenerife, todos vimos cómo en Sevilla se aprobaban los presupuestos de la Junta de Andalucía cediendo en cuestiones de igualdad y de violencia contra las mujeres por el apoyo de VOX.

¿Cómo encaja una feminista como usted ese acuerdo para sacar adelante las cuentas andaluzas?

Con tristeza. Da la impresión de que la lucha por los derechos de las mujeres, que se han conseguido con movilizaciones en todo el mundo, se echa abajo en un minuto para que los de este partido que defiende el contraestado firme apoye el presupuesto. Nadie puede entender que se eliminen las políticas y recursos contra la violencia hacia las mujeres y en su lugar ponerlos bajo el nombre de la violencia intrafamiliar, cuando ya está salvaguardada en la ley. En España han sido asesinadas más de mil mujeres a manos de sus parejas o exparejas y si eso ocurre con un colectivo distinto, mil futbolistas o mil curas, se hubiera armado la mundial y se habría erradicado esa violencia hace tiempo. Que un Gobierno ceda los derechos de las mujeres por seguir en el poder no puede ser, pero no les da ningún tipo de vergüenza. Me produce mucha tristeza y me confirma que la lucha de las mujeres por sus derechos no acaba nunca.

La lacra de la violencia machista ha arrojado en España ya más víctimas que las causadas por el terrorismo de ETA. Se habla de políticas de igualdad y, sobre todo de educación, pero vemos cómo chicas y chicos adolescentes reproducen roles que se suponían superados.

La juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo. Todos hemos sido muy tontos de jóvenes y cuando el chico o la chica que nos gusta nos elige, hacemos muchas tonterías y cedemos porque tenemos el concepto de la entrega equivocado, se confunde amor con control. Lo más preocupante es que hoy en día hay mujeres de 13 años con protección policial y órdenes de alejamiento por estar perseguidas por sus novios. En este país no se ha educado por la igualdad, como tampoco se ha hecho por la Memoria Histórica. Y no se ha educado en igualdad porque no se ha educado nuestros sentimientos en igualdad. El otro día se publicó que niños con ocho años aprenden lo que es el sexo a través de la pornografía y la pornografía es agresión a la mujer.

¿Cree que las redes sociales impiden la educación en emociones?

Las redes sociales dan mucha información, pero no tienen formación para saber lo que es de verdad y lo que no. No se potencian valores y sin embargo triunfa cualquiera con cualquier cosa porque se convierte en influencer. Hacemos ídolos de barro que no servirán para educarnos como personas hacia el futuro. Si se hubiera trabajado más en la educación habrían menos influencer en las redes sociales.

Es abogada pero también se ha implicado en política.

Sí, he estado en algunos partidos políticos y de todos me han echado, pero no me arrepiento de nada.

¿Y cómo ve el panorama político en la actualidad?

Un poco triste. Este jueves se anunciaba la posibilidad de firmar un pacto entre Coalición Canaria, Partido Popular, Ciudadanos y Agrupación Socialista Gomera. Eso no sería un pacto de perdedores, sino un acuerdo impensable para hacer política, otra cosa es que pretendieran repartirse cuotas de poder. Tal fue así que Antona pidió que le pasaran el acuerdo por escrito, cuando ya tienen pactos en otras instituciones. La verdad es que a una le da la sensación de que aquí ya no valen ni las ideologías, ni los proyectos, sino que lo que se busca es sumar para llegar al poder, sea quien sea el partido con el que se sume. A mi me parece que es muy importante tener ideologías para cambiar la vida de las gentes, hay ideologías de progreso que miran hacia el futuro y otras que nos quieren llevar al pasado. La gente ha votado y lo que quería era un Gobierno de izquierdas y sin embargo a través de los pactos se desvirtúa lo que la mayoría de ciudadanos ha decidido.

¿Entonces la proliferación de pactos entre fuerzas que no ganaron las elecciones es un factor más que lleva a la desafección ciudadana?

El juego político de fuerzas que no ganaron las elecciones pero se ponen de acuerdo para que no gobierne el partido mayoritario claro que provoca desafección. Desanima a la gente y es síntoma de la mala política. Otra cosa es que un partido ganador quiera sumar apoyos con otras fuerzas porque con el consenso se gana.

Que el PSOE hubiera ganado las Generales ¿se debió al liderazgo de Sánchez, a la división de la derecha en tres partidos, al lenguaje bronco de sus adversarios ...?

La ciudadanía dijo muy claramente que quería un Gobierno de izquierdas y progresista y habrá que buscar los acomodos que sean para que así sea, pero sin embargo hay partidos que no quieren reconocer esa mayoría y se apuntan a lo que sea para boicotearlo sin pensar en lo que quiso la mayoría de los ciudadanos para que gobierne el país. Y en sitios más pequeños, como los municipios donde prácticamente se elige al candidato más por el conocimiento que se tiene de él que por la ideología del partido por el que se presenta, puede ocurrir que al final salga de alcalde aquel que la mayoría de la gente no quería.

¿Qué es un pacto de cooperación?

A mi la palabra cooperación me parece estupenda, así que puede ser un pacto para cooperar con un proyecto en común. Al final, lo que importan son las ideas y las políticas que benefician a las personas. Los meses en los que estuvo Pedro Sánchez en La Moncloa se aprobó con la cooperación de partidos como Podemos la subida del salario mínimo o las pensiones. A veces importa más la cooperación entre distintas fuerzas políticas que entrar a formar parte de un gobierno de coalición, porque cuando uno firma pactos políticos debe hacerlo con una visión global, con un programa común. Así ocurrió con Tierno Galván en el Ayuntamiento de Madrid y ocurrirá cuando se recuerde al de Manuela Carmena, que no será alcaldesa a pesar de haber sumado más votos y, encima, se marcha sin haber podido desarrollar todos los proyectos que quería hacer pero que no pudo hacer al estar controlada por el ministro Montoro.

¿Cuando echa la vista atrás y recuerda la clase política de la Transición, qué piensa de la actual?

Aquella clase política de la que formé parte supimos luchar todos a una contra la dictadura para crear la democracia que hoy tenemos. Teníamos la conciencia de pasar página, de acordar; no queríamos liarnos a pegar tiros como pretenden otros. Teníamos ilusión por participar y las mujeres, aunque no hubo ninguna madre de la Constitución, dimos la vara para que se aprobara el uso de anticonceptivos, la ley del divorcio, el aborto... Ningún tiempo pasado fue mejor, fue el comienzo de la mejoría, pero es verdad que se ha perdido el cariño a la democracia. Por ejemplo, no entiendo que a Sánchez se le llamara okupa cuando ganó la moción de censura. Para algunos solo hay democracia cuando gobierna la derecha.

¿En Madrid se entiende lo que reclaman los canarios por vivir alejados y en una tierra fragmentada?

Creo que sí, y a veces no sé si más que Coalición Canaria. La ideología es mucho más que la Isla, lo que te une con un proyecto común de país. Me parece muy bien que se reclame por las particularidades de vivir en islas, pero creo que deben ser proyectos que deben asumirse colectivamente, no creo que solo los nacionalistas sepan defender esas especificidades. Yo por lo menos, sí que entiendo muy bien a Canarias, a la que estoy muy vinculada desde hace mucho tiempo. Ser una isla no significa estar separada de un territorio, creo que uno se aísla más como consecuencia de los proyectos políticos y los gobiernos que se tienen en cada lugar.