Pacto de estabilidad o ideológico. Transcurridas más de dos semanas de las elecciones autonómicas del 26M, el debate interno entre militantes y dirigentes socialistas se dirime en una dialéctica que ocasiona cierta inquietud: la apuesta por un pacto más ideológico con las formaciones de izquierda, y el concurso obligatorio de Casimiro Curbelo para poder sumar mayoría, o un acuerdo más pragmático en el que prime la estabilidad parlamentaria para intentar gobernar sin sobresaltos. Tanto en uno como en otro caso el PSOE se enfrenta a un desgaste, tal y como están transcurriendo las negociaciones hasta el momento.

Desde que fue elegido secretario general del PSOE en las Islas, Ángel Víctor Torres nunca escondió su preferencia por un pacto de izquierdas a imagen y semejanza del que ha mantenido en el Cabildo de Gran Canaria en los últimos cuatro años con NC y Podemos, aunque después el grupo de la formación morada en la Corporación insular se rompió en dos. Torres emuló, 12 años después, a Juan Fernando López Aguilar con la idea del cambio de ciclo político y echar a Coalición Canaria del poder autonómico que ha ostentado durante 26 años consecutivos, siempre de la mano del PP o del PSOE tanto en el Gobierno como con apoyos parlamentario.

El líder socialista consiguió la tercera victoria más importante del PSOE en la historia autonómica de Canarias con 25 diputados, por detrás de los 27 que logró Jerónimo Saavedra en 1983 y los 26 de López Aguilar en 2007. Pero las circunstancia han cambiado mucho desde entonces y la fragmentación política es mucho mayor, hay que negociar con más partidos y el escenario político es cambiante y volátil con muchas líneas rojas y fronteras difíciles de superar. Quizá por eso ahora el PSOE se enfrenta a la realidad de que el pacto de progreso no es tan sencillo como podía parecer y que la estabilidad es un valor que puede ser determinante en la configuración del próximo Gobierno regional.

Pactos en cascada

La entrada de la nueva dirección regional del PSOE también propició acabar con los llamados pactos en cascada en los cabildos y ayuntamientos de las Islas. Esta desvinculación de los pactos ha provocado el inicio de un seísmo político en toda regla que se le puede venir en contra a los socialistas para alcanzar un acuerdo por su izquierda. Nueva Canarias (NC) se siente agredida por los acuerdos a los que está llegando la formación con la que negocia el Gobierno regional en los ayuntamientos que ha liderado hasta ahora e incluso con la amenaza de quitarle el poder insular a Antonio Morales.

Hay dirigentes y militantes socialistas que advierten de los riesgos de poner contra las cuerdas a NC a corto y medio plazo. Fuentes de la dirección del PSOE afirman que se ha dado libertad absoluta a los líderes locales para alcanzar pactos y recuperar el poder municipal perdido en la Isla en anteriores comicios. Pero la formación que preside Román Rodríguez sí vincula sus instituciones más emblemáticas con el pacto al que pueda llegar con el PSOE en la Comunidad Autónoma. "Quedó claro lo que había con los pactos en cascada para separar los ayuntamientos del Gobierno pero ahora es NC la que quiere imponer que si no se respetan algunos ayuntamientos y el Cabildo se rompe el pacto de gobierno", aseguran las fuentes socialistas consultadas.

Frente a este escenario enrarecido surge una corriente en la dirección socialista que apuesta más por la estabilidad. Ya no se trata solo de las relaciones con NC por el poder local, sino también que un pacto de izquierdas no ofrece garantías suficientes de estabilidad porque se cuenta con 37 diputados -uno más de la mayoría absoluta- y un horizonte de negociaciones complicadas con tres partidos distintos para cada asunto del Gobierno. Por ello se abre paso la opción de un acuerdo que ofrezca mayor estabilidad y seguridad en el Ejecutivo. Hay dos alternativas posibles: con PP y Cs, por un lado pese a ser conscientes de la desautorización de Génova a ese matrimonio, o con Coalición Canaria, por otro. Y el dilema está ahí porque hay una parte de los socialistas, sobre todo en Gran Canaria, que apuestan por un acuerdo con la formación nacionalista y que es también la opción que defiende Ferraz por lo que pudiera pasar en Madrid con la gobernabilidad del Estado.

"Sumar votos suficientes para ser investido está bien pero al día siguiente hay que empezar a gobernar y a gestionar", advierten fuentes socialistas. Los que defienden un posible pacto con CC creen que supondría una mayoría holgada y sólo se tendría que negociar con una fuerza política.

El riesgo de ese pacto supone incumplir el compromiso de cambio de ciclo político que llevó el PSOE a la campaña electoral. Por contra, hay una parte de la militancia que no hace ascos a un acuerdo con el PP para terminar con 26 años de gobierno nacionalista. Este acuerdo choca con las direcciones nacionales de ambos partidos que, más allá de las peculiaridades de las Islas, no entienden este tipo de pacto cuando a nivel estatal son rivales enconados. Sin embargo, el PSOE está llegando a acuerdos en las islas con el PP, caso de Lanzarote y de otras islas por confirmar como Tenerife y La Palma.

Este escenario revuelto de pactos a un lado y otro por ayuntamientos o por cabildos y conversaciones cruzadas para el acuerdo autonómico tiene sus detractores en el seno del PSOE. "Se puede tener una mirada más amplia y hacer las cosas de otra forma, no es coger poder por cogerlo mientras se negocia un pacto más global, falta una estrategia de pactos más coherente", cuestionan sectores socialistas.

Existe el temor de que CC pesque en río revuelto porque no ha arrojado la toalla y espera que PP y Cs se inclinen a su favor, una vez definida la postura de ambas formaciones en instituciones como el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de la capital tinerfeña. Sectores socialistas temen que la dirección del partido pueda echar al traste con la oportunidad histórica que se presenta de volver a presidir el Gobierno regional después de 26 años en la oposición o en la Vicepresidencia del Ejecutivo como máximo.