Primeros pasos conocidos entre el PSOE y Podemos para alcanzar un acuerdo político y la formación de un gobierno progresista y una mayoría parlamentaria de apoyo que garantice la estabilidad en la nueva legislatura. Ambas formaciones suman 165 diputados (123 del PSOE y 42 de Unidas Podemos) y se acercan a la línea que marca la gobernabilidad si bien para ello requieran sumar algunos votos más. Aunque los socialistas aún mantienen su idea de poder gobernar en solitario en el marco de un acuerdo programático con la formación morada, su seguro candidato a la investidura, Pedro Sánchez, ha aceptado explorar la vía de una coalición blanda que integre a dirigentes de la izquierda alternativa en determinados puestos del Gobierno o de la Administración. Las negociaciones formales no han comenzado, pero los dirigentes de ambas formaciones lanzan mensajes posibilistas y de complicidad.

Esta vía de colaboración política entre ambas formaciones tendría como consecuencia directa e inmediata la confirmación del rechazo de CC a la investidura de Sánchez. Sería así incluso en el caso de que el pacto entre el PSOE y Podemos no contara con el apoyo, ni por activa ni por pasiva, de los independentistas catalanes.

Los nacionalistas canarios han dejado bien claro en los últimos días que votarán 'no' a Sánchez si su Gobierno está sustentado en un pacto programático con la formación que lidera Pablo Iglesias independientemente de la simpatía que esa alianza despierte entre los soberanistas catalanes (ERC y Junts Per Catalunya) y vascos (Bildu).

La hipotética entrada de Podemos en cualquiera de los niveles del nuevo Gobierno situaría entonces a las dos diputadas de CC, Ana Oramas y Guadalupe González Taño, al menos inicialmente, con la posibilidad de negociar determinadas materias y asuntos a lo largo de la legislatura, sobre todo si sus votos llegan a ser imprescindibles para aprobar leyes y propuestas gubernamentales.

Oramas rechazó tajantemente el pasado martes que el apoyo de CC a la socialista Meritxell Batet para la presidencia del Congreso -con el que la catalana alcanzó en segunda votación los 175 votos necesarios- pueda interpretarse como un gesto para entrar en el grupo de apoyo a un Gobierno que tenga a Podemos como socio principal, y aseguró que no avalaría la investidura de Sánchez ni siquiera con la posibilidad de una abstención de sus dos diputadas. "CC no va a investir a un presidente que alcance un acuerdo programático o de gobierno de coalición con Podemos con la abstención o el apoyo complementario de los secesionistas. Si hay otra situación, como un posible gobierno socialista en minoría, que semana a semana y tema a tema tenga que buscar los apoyos necesarios de un lado o de otro, lo analizaremos", sostiene la portavoz nacionalista, quien descarta también negociar la investidura en un escenario de pacto entre socialistas y morados aunque sus votos sean decisivos.

En principio la negativa de CC a apoyar a Sánchez no representaba un problema para el líder socialista porque su investidura dependerá, en todo caso, de si ERC o Junts Per Catalunya deciden absternerse, pero la fragmentación parlamentaria y las circunstancias derivadas de la existencia de diputados electos que están en prisión preventiva y que serán inhabilitados abren un escenario inédito que la formación canaria no se podía imaginar. Así, una carambola parlamentaria podría dar la llave a las dos diputadas canarias para investir al candidato socialista, siempre sobre la hipótesis de que todos los diputados independentistas vascos y catalanes votaran en contra.

Diputados presos

La circunstancia determinante es que una vez los diputados presos sean suspendidos, proceso sobre el que el Congreso y el Tribunal Supremo mantienen un pulso tratando de endosar al otro la competencia y la responsabilidad de hacerlo, la mayoría parlamentaria ya no serán los 176 escaños de un Congreso de 350 diputados (la mitad más uno), sino 174 de un hemiciclo de 347 bancos efectivos. Es así porque habrá que restar los cuatro escaños que ahora ocupan Jordi Sánchez, Jordi Turull, y Josep Rull, de Junts Per Catalunya, y Oriol Junqueras, de ERC, si sus respectivos grupos deciden no sustituirlos, como ha ocurrido en el caso del Parlament de Cataluña. Partiendo de la base de que Sánchez contará con el respaldo de los 123 votos del PSOE, los 42 de Unidas Podemos, los 6 del PNV, el de Compromís, y el del Partido Regionalista Cántabro, esos 173 votos alcanzados igualarían la suma de los votos de los demás partidos, 66 del PP, 57 de Cs, 24 de Vox, 14 de ERC, 4 de JxCat, 4 de Bildu, 2 de Navarra Más, y los 2 de CC.

Este empate no serviría a Sánchez ni en primera votación ni en segunda porque la candidatura decaería al no lograr más votos a favor que en contra, lo que abocaría a unas nuevas elecciones si él mismo u otro candidato no intenta y logra una nueva investidura en los 60 días de margen que habría para la convocatoria electoral automática en ese momento.

Hay otra posible aritmética de investidura que resolvería el empate pero que mantendría a las dos diputadas de CC como llave del resultado. Si Junqueras renuncia al escaño tras su segura elección como eurodiputado el próximo domingo, sería sustituido en su grupo y entonces ERC mantendría sus 15 diputados y el bloque del 'no' a Sánchez alcanzaría los 174 escaños. Si CC se abstiene o cambia de bando pasando por alto el pacto de gobierno entre PSOE y Podemos, permitiría la investidura del líder socialista y evitaría una situación rocambolesca. Se reducirían en ese caso a 172 los escaños de la bancada del 'no', y daría la presidencia a Sánchez con 173 o175 votos en función de si se abstiene o se suma al 'sí'.

En todo caso, desde CC se asegura que estas hipótesis son política ficción de improbable realidad porque dan por hecho que ERC se abstendrá, e incluso que, si este no es el caso, podría hacerlo Cs pese a su duro discurso actual contra el PSOE y el actual Gobierno socialista en funciones. En los últimos días, algunos dirigentes soberanistas catalanes han apuntado en esa dirección, aunque el rechazo tanto de ERC como de JxCat a permitir en el Parlament de Catalunya la designación del socialista Miquel Iceta como senador para presidir la Cámara Alta ha vuelto a poner las espadas en alto. El "tenemos que hablar" de Junqueras a Sánchez el día de la constitución del Congreso, con Oramas de testigo, resume el panorama que hay que despejar para que pueda echar a andar la legislatura.