César Manrique se expresó en la mañana de hoy, miércoles, a través de las voces de residentes en Lanzarote de distintas generaciones que se valieron de las palabras del artista para rendirle homenaje por su centenario en la misma ciudad que lo vio nacer el 24 de febrero de 1919. En aquella época su familia vivía en una vivienda de la calle Juan de Quesada, entre el Charco de San Ginés y Puerto Naos, frente al mar que bañaba el Arrecife de su niñez.

El presidente de la Fundación César Manrique (FCM), José Juan Ramírez, inició pasadas las once de la mañana en la Sala José Saramago, en La Plazuela, la lectura ciudadana continuada de textos de Manrique con el primer fragmento del libro Escrito en el fuego. César Manrique , con prólogo de Lázaro Santana.

"Lo que siento al ver dónde estoy. Desde siempre mi curiosidad ha sido lo que ha marcado mi trayectoria, lo que ha enriquecido mi alma, para saber y meterme en todos los resquicios de la tierra con mirada escrutadora, con mirada analítica de búsqueda total, en las infinitas formas, texturas y colores, en una constante revelación y sobre todo con una fascinación difícil de explicar al entender que en ese placer de observación había en mí una especie de integración y de comprensión absoluta. La naturaleza me daba generosamente lo que otros no veían ni entendían", escribió en 1986 el artista más universal de Lanzarote.

Continuaron poniendo voz a Escrito en el fuego , entre otros, el director de la FCM, Fernando Gómez Aguilera, y la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Arrecife, Jimena Álvarez.

La escritura es una de las actividades desarrolladas por Manrique de forma espaciada pero con más constancia a partir de los años ochenta. Pero, ¿por qué escribió Cesar Manrique?, se pregunta Gómez Aguilera en La palabra encendida , publicación de 2005 que recoge una selección de textos de Manrique por parte del director de la FCM, autor también de la introducción del citado libro. "Escribía por desbordamiento. Para decirse -feliz en sus días- y para proteger Lanzarote", contesa el propio Goméz Aguilera. El artista "recurrió a la palabra para expresar, con vehemencia, convicciones, sentimientos, experiencias y denuncias emotivas, directas, involucradas en el tiempo y el espacio inmediato de su vida, a la que amaba y rendía tributo constante", afirma Gómez Aguilera.

Precisamente, fragmentos de La palabra encendida , fueron los que leyeron alumnos de tercer curso de la ESO del Instituto Agustín Espinosa, de Arrecife, escogidos por ellos mismos, que participaron en esa actividad esta jornada. Un grupo de 37 estudiantes se desplazó hasta la Sala José Saramago acompañado de sus profesoras de Inglés Antonia Rosa y María del Mar López. Camisetas manriqueñas La joven Moneiba Jiménez fue la primera alumna del Agustín Espinosa en leer, a la que siguieron el resto de sus compañeros. Bryan Stiven es de la República Dominicana y no supo de Manrique hasta que llegó a la Isla. "Fue un héroe. Hizo muchas cosas buenas", destacó el chico.

Su compañero Rodrigo Castro lo calificó como "una buena pesona y un buen artista", mientras que para el ruso Danil Azanov "Manrique cambió la Isla y la puso más bonita".

En opinión de Laura Rubianes "César Manrique ayudó a Lanzarote y es una pena que falleciera, ya que si siguiera vivo, la isla hubiera estado mejor".

Además de hacer patente sus pensamientos e ideas, valores medioambientales y de respeto a Lanzarote, l os jóvenes del Agustín Espinosa lucieron camisetas que pintaron en la clase de Plástica con diseños de Manrique, como el logotipo de la Isla, Banderas del Cosmos, peces de la serie Fauna Atlántica, el Monumento al Campesino y dibujos costumbristas.

Mientras la voz de Manrique se multiplicaba con los lectores, el folclore ambientaba el centro de Arrecife con la parranda Tabona y sorprendía a los ciudadanos que paseaban o se tomaban el café en la soleada mañana en unas de las terrazas. El timplista de Tabona, José Vicente Pérez, lo tenía claro: "A César Manrique en un día como hoy le dedicaría una folía".

La funcionaria de la Agencia Tributaria Pilar Trujillo pensó al ver a la parranda Tabona que "era un partido político al estar todos vestidos iguales". Sin embargo, luego se dio cuenta de que "era por el día de César", al que conoció porque era "muy amigo" de uno de los jefes que tuvo, Carlos Boura.

La vendedora de la ONCE que tiene su puesto en La Plazuela, la madrileña María José Martín, aumentó ayer el ritmo de venta de sus cupones, coindiciendo con el hecho de que el correspondiente a la pasada jornada estaba dedicado a Manrique. "Si normalmente pido cien, hoy he solicitado 180 por ser un día especial y la gente los está pidiendo bastante", dijo contenta.

La música continuarán en el centro de Arrecife esta tarde con la Batucada Menuda Caña y el cuarteto Bosco Díaz Quartet, en La Plazuela, que ofrecerá un concierto de jazz fusión organizado de forma conjunta entre la FCM y el Ayuntamiento con el estreno de la obra Juguetes del Viento.