En vísperas de la celebración de la Cumbre del Climade Naciones Unidas en Madrid, la Organización Meteorológica Mundial ha anunciado que los gases de efecto invernadero marcaron en 2018 un nuevo récord histórico y ha vuelto a recordar que el aumento de los niveles de CO2, el principal de esos gases responsables del calentamiento global, está directamente relacionado con la quema de combustibles fósiles.

Esta nueva señal de alarma debe ser un acicate para que los países que aún no lo han hecho se comprometan en Madrid a revisar al alza sus planes de recorte de emisiones, porque, tal y como advierte también la ONU, con las contribuciones presentadas hasta ahora la temperatura del planeta aumentaría muy por encima del límite de 1,5 grados acordado en París y considerado necesario para contener los efectos nocivos del cambio climático.

Tal y como viene haciéndolo hace ya décadas, Iberdrola seguirá teniendo, como impulsor de la cumbre de Madrid, un liderazgo claro en el debate global sobre las políticas necesarias para combatir el cambio climático. Nosotros asumimos nuestra responsabilidad como empresa comprometida con un modelo energético alineado con los objetivos climáticos y con la reducción de la contaminación. Estoy seguro de que los gobiernos asumirán la suya, agilizando los procesos y los trámites necesarios para el correcto desarrollo de nuevas instalaciones renovables y puntos de recarga para vehículos eléctricos, e incentivando la inversión en redes inteligentes que permitan avanzar en la solución a este problema global. Hace casi dos décadas, Iberdrola entendió que el sector eléctrico podía y debía contribuir decisivamente a la reducción de emisiones al contar con las tecnologías renovables capaces de sustituir a las fuentes más contaminantes garantizando al tiempo el abastecimiento de la demanda de energía en condiciones competitivas.

Decidimos entonces enfocar nuestro modelo de negocio hacia la descarbonización y apostar por las energías limpias, las redes inteligentes y el almacenamiento energético eficiente, a los que hemos destinado unas inversiones de 100.000 millones de euros en menos de 20 años. Siendo coherentes con esa estrategia, tomamos la decisión de cerrar todas las plantas de producción de electricidad con carbón y fuel.

Fruto de esa visión y ese esfuerzo inversor, Iberdrola es hoy un líder mundial en renovables y un referente internacional en la lucha contra el cambio climático, siendo sus emisiones de CO2 de apenas 80 gramos por kWh en Europa, cuatro veces menos que las de sus competidores.

En el contexto de liderazgo climático que ostenta la Unión Europea, España tiene la capacidad de afrontar este reto en clave de oportunidad y liderar la transición energética, aprovechando su potencial transformador para generar crecimiento económico y empleo sobre bases sostenibles. Iberdrola quiere seguir siendo uno de los protagonistas de este cambio de modelo dentro del sector energético y ha aumentado este año sus inversiones en España en un 50%, y vamos a mantener este esfuerzo inversor a lo largo de toda la década, añadiendo al menos 10.000 MW solares y eólicos en nuestro país para triplicar nuestra potencia actual en estas dos tecnologías y crear empleo para 20.000 personas, 10 veces más que las que actualmente se dedican hoy a la generación tradicional en nuestra empresa.

Las condiciones para acelerar la transición energética están dadas: contamos con las tecnologías renovables y las soluciones energéticas necesarias para reducir drástica y rápidamente las emisiones; las empresas están dispuestas a invertir y la disponibilidad de los mercados para facilitar la financiación de los proyectos sostenibles es mayor que nunca. La sociedad está cada vez más concienciada y movilizada -en particular los jóvenes de todo el mundo- y reclama soluciones urgentes ante la situación de emergencia climática que amenaza el futuro de nuestro planeta. Es la hora de actuar.