Inteligentes, sostenibles y verdes. Mucho más verdes. Así deberían ser las ciudades del futuro para combatir la emergencia climática o al menos adaptarse a ella. Reducir el tráfico rodado apostando por el transporte colectivo es uno de los principales retos que tienen sobre la mesa ayuntamientos y gobiernos autonómicos. Urbes donde la movilidad se alíe con el ciudadano para reducir la contaminación ambiental. Valencia, sin ir más lejos, además de la replantación de árboles, estudia medidas aplicables al pavimento para luchar contra el efecto 'isla de calor'. Se trata de un fenómeno que implica un aumento de temperaturas en torno a los dos grados. Los llamados suelos fríos, reflectantes y permeables, permitirán reducir la absorción de calor respecto a los tradicionales, además de frenar las inundaciones en caso de lluvias torrenciales.

Un reciente estudio con los datos de más de ocho millones de personas de siete países, entre ellos España, ha revelado que vivir junto a zonas verdes es sinónimo de longevidad. Al menos, ese es uno de los datos que se desprende la investigación tras seguir durante una media de siete años a ciudadanos de Canadá, Estados Unidos, Suiza o China. Investigadores del Institut de Salut Global de Barcelona, en colaboración con la Universidad de Colorado y la Organización Mundial de la Salud, estiman que por cada aumento del 2% de la vegetación a 500 metros de la vivienda se reduce un 4% el riesgo de muerte prematura. El trabajo ha sido publicado en The Lancet Planetary Health.

Menos tráfico rodado

Apuesta por la peatonalización y el transporte colectivo. Mientras en Madrid, con el cambio de gobierno municipal, parece que se da un paso atrás en las restricciones al tráfico rodado por el centro, Barcelona se reafirma en su apuesta por una ciudad más libre de emisiones. Así, a partir del 1 de enero entrará en funcionamiento permanente la denominada Zona de Bajas Emisiones Rondas de Barcelona para incrementar la calidad del aire y prevenir enfermedades. La ZBE es un cinturón protegido de 95 km2 por el que se estima que dejarán de circular 50.000 vehículos sin distintivo ambiental de la DGT, con una reducción del 15% de las emisiones de NO2 y un 6% de las de CO2.

Valencia y su alcalde, Joan Ribó, están en la línea de la alcaldesa de la ciudad condal Ada Colau. Desde 2015, en que gobiernan Compromís y PSPV en la coalición en la que anterior legislatura estaba también Podemos, la prioridad es el peatón. Con Giuseppe Grezzi como concejal de Mobilitat Sostenible, primero se ganaron espacios al tráfico rodado con las llamadas peatonalizaciones blandas, abordando ahora el rediseño de puntos tan emblemáticos como la Plaza del Ayuntamiento. El límite de velocidad se ha reducido a treinta kilómetros por el casco urbano, algo que disminuye la emisión de gases contaminantes. El incremento de carriles bici es otro sello de esta nueva Valencia, más amable con el que transita a pie.Barcelona se reafirma en su apuesta por una ciudad más libre de emisiones

Para el ambientólogo Andreu Escrivà hay que hacer «urbes habitables donde la prioridad sean las personas». «Deben generarse espacios de encuentro ciudadano y convivencia donde ahora hay coches», comenta. El autor del libro Aún no es tarde, que desgrana las claves para entender y frenar el cambio climático, reclama que las ciudades «deben dejar de ser una trampa tóxica para nuestros pulmones».

Más espacios verdes

Contrarrestar el síndrome del déficit de naturaleza. Aumentar los espacios verdes es la asignatura pendiente en muchos puntos de la geografía española. Especialmente para contrarrestar el síndrome del "déficit de naturaleza", ese nuevo mal provocado por el exceso de hormigón y los tubos de escape. Síntomas como la falta de concentración, la ansiedad, el estrés y la irritabilidad revelan falta de contacto con árboles y plantas. Además, esta comprobado que las enfermedades respiratorias se agravan en los entornos urbanos. Otros signos o consecuencias de este trastorno son la obesidad, el asma, la hiperactividad o la falta de vitamina D. Según la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos, las cinco ciudades españolas con más espacios verdes son Vitoria y su anillo verde, que hace siete años fue elegida como ciudad verde europea. León, Madrid -con la casa de Campo-, Pamplona y Sevilla, donde destaca el Parque del Alamillo, le siguen como ejemplos a tener en cuenta. En los espacios ganados al verde aparece también el viejo cauce del Turia, planteado en su día como una autopista con tres carriles y que ahora es el principal pulmón verde de Valencia.

Saturación acústica

Centros comerciales, exceso

de vehículos y ocio nocturno. La contaminación acústica lidera casi siempre el ranking de quejas vecinales en la mayoría de ciudades españolas. El exceso de vehículos y los locales de ocio nocturno tienen gran parte de la culpa, lo que ha llevado a muchas asociaciones de vecinos a reclamar la designación de lo que se denomina Zonas Acústicamente Saturadas con restricciones que buscan favorecer el descanso ciudadano. Situación que se magnifica en los centros históricos como El Carme en Valencia o el Barri Gòtic en Barcelona.

Turismo sostenible

Una tasa turística que revierta en los servicios municipales. El problema del ruido va ligado en gran medida no solo al tráfico y el ocio nocturno, sino también al turismo. Barcelona y Madrid sufren los daños colaterales que destinos como Venecia, París o Roma experimentan desde hace años. No son pocos los ayuntamientos que debaten sobre la necesidad de limitar aforos a determinados enclaves, o una tasa turística que revierta en los servicios municipales. Posibilidad que en Valencia se ha planteado para aplicar durante las Fallas.El problema del ruido va ligado al tráfico al ocio nocturno y, también, al turismo

Energía verde

Alcanzar el pleno autoconsumo eléctricos con renovables. Para David Sandoval, presidente de Greenpeace España, una de las prioridades que ha de establecer la Administración es la reducción de gases de efecto invernadero «para llegar al balance neto cero no más tarde de 2040 y a ser posible antes de 2035». Un camino que, además de la reducción del tráfico, pasa «por alcanzar el pleno autoconsumo eléctrico con 100% renovables». «Hay que abandonar los combustibles fósiles, apostando por una energía 100% renovable de manera urgente y prioritaria. Para ello los gobiernos municipales deben analizar cómo lograr este objetivo y proponer los planes de actuación necesarios, entre otros, frenar nuevas infraestructuras fósiles», señala. «Se debe reducir la demanda de energía hasta consumos sostenibles, promover el aumento de la eficiencia energética y de las instalaciones renovables», manifiesta Sandoval.

Consumo agroecológico

Más producto de proximidad en los servicios municipales. Mejorar la alimentación es otro de los frentes abiertos. El sedentarismo y el abandono de dietas saludables como la mediterránea amenaza con la expansión de una nueva plaga en los países desarrollados: la obesidad y las enfermedades asociadas. En un intento por revertir esa situación, ciudades como Valencia se han sumado al carro de la Organización de Naciones Unidas de fomentar la alimentación saludable con la creación junto a la FAO del Centro de la Alimentación Sostenible. Para Sandoval es básico «avanzar en una economía local y de proximidad, que impulse la soberanía alimentaria, silvicultura, agricultura y ganadería ecológica y de proximidad». Y señala la responsabilidad de la Administración para «ir alcanzando lo antes posible el pleno suministro agroecológico en los servicios de restauración municipales y extendiéndolos al resto de la población». En esa misma línea, Andreu Escrivà aboga por que la ciudad «pueda ser productora de alimentos y disminuya la dependencia del exterior». «Que crezca hacia dentro, de forma compacta, en vez de extenderse hacia fuera», defiende."Se debe reducir la demanda de energía hasta consumos sostenibles"

Residuos como recursos

El camino hacia el residuo cero y la reutilización hídrica. La gestión de los residuos para ir hacia el vertido cero será clave para cumplir con las directrices de la UE en materia de economía circular. El colapso de los colectores por culpa de las toallitas arrojadas por el inodoro, junto a la reutilización de las aguas tratadas en las estaciones depuradoras para el riego de jardines y el baldeo de las calles se plantean como retos no menores.