La crisis climática está cambiando las reglas del juego entre las grandes potencias mundiales. El papel de Estados Unidos, la Unión Europea, China o India resulta fundamental para el futuro del planeta. Lo que hagan sus dirigentes políticos en los próximos años condicionará el curso de los acontecimientos. Millones de vidas pueden estar en sus manos.

Unión Europea

La Unión Europea es actualmente el motor que empuja a favor del planeta, si bien no todos sus estados miembros constituyen una voz uniforme. Las principales iniciativas salen de la UE y también es esta entidad la que traza la hoja de ruta mundial para salir del atolladero en que nos metieron las equivocadas políticas de capitalismo salvaje de finales del siglo XX y principios del XXI.

La UE sigue siendo una potencia económica indiscutible y con suficiente capacidad de influencia como para estimular y amparar los grandes acuerdos para el clima, como se vio, por ejemplo, con el Acuerdo de París de 2015. Como afirmaba recientemente la eurodiputada del PP Pilar Ayuso, en materia climática "nosotros avanzamos, pero nos preocupa mucho qué hará el resto del mundo". Y es que, efectivamente, más allá de la UE, todo son problemas en materia política.

Estados Unidos

Donald Trump firmó la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, desmarcándose del resto del mundo y demostrando una cerrazón política que, afortunadamente, tiene un alcance práctico limitado. Sin embargo, los expertos temen varias cosas. En primer lugar, que dado el tirón de EE UU, su ejemplo pueda ser seguido por otros países (algo que de momento no está ocurriendo) y, sobre todo, se teme el impacto que puede tener directamente sobre el clima, dado que Estados Unidos es el segundo país emisor de gases contaminantes, solo por detrás de China.

Ahora bien, muchos estados y grandes ciudades norteamericanas han decidido no secundar la decisión de su presidente y han anunciado que cumplirán los acuerdos de París y seguirán reduciendo emisiones por su cuenta. Washington, por ejemplo, se ha comprometido a reducir su huella de carbono en un 26% hasta 2025. California, por su parte, ha decidido que el 100% de su energía proceda de energías limpias en 2045. Todas las miradas están puestas en una eventual victoria demócrata en las próximas elecciones legislativas de EE UU y, por tanto, en un posible regreso al consenso internacional para salvar el clima.

China

El gigante asiático (que combina un régimen comunista con una política capitalista sin freno) juega un papel fundamental en el equilibrio ecológico del planeta Tierra, debido a su enorme población. La exagerada contaminación que sufren sus ciudades y la presión internacional han llevado a China a sumarse a la línea de defensa del clima. El gobierno chino acuñó en 2007 el concepto 'civilización ecológica' al ver que solo el 1% de los residentes urbanos del país podían respirar aire considerado seguro.

El régimen de Xi Jinping empezó prohibiendo la importación de 24 tipos de residuos sólidos, plásticos en gran parte, muchos procedentes de España. En 2016 China importaba el 66% de los plásticos del mundo, que en gran parte acababan en los bosques o en el mar. El país se ha puesto también en cabeza de la inversión mundial en energías renovables y es asimismo líder en la fabricación de baterías para coches eléctricos del mundo. Son medidas fundamentales para evitar que China deje de ser el principal emisor de CO2 del planeta.

"El clima de la Tierra depende de lo que haga China", afirma el responsable de Cambio Climático de Greenpeace, José Luis García. Este país, a su juicio, aún mantiene una postura ambigua, "porque por una parte tiene interés en tirar hacia adelante con las políticas a favor del clima, pero por otra parte aún ejerce un papel de bloqueo porque su economía sigue dependiendo mucho del carbón. En todo caso, está más cerca de la UE que de los EE UU de Trump", admite García.

Rusia

Si bien el presidente Vladimir Putin bromeó hace unos años diciendo que gracias al cambio climático "los rusos ahorrarán en abrigos de pieles", lo cierto es que la estrategia del país está cambiando. No en vano, Rusia es uno de los países más golpeados por la crisis climática, como atestiguan recientes acontecimientos (incendios en Siberia, derretimiento del Ártico...).

"Rusia, en promedio, se está calentando dos veces más rápido que el mundo que le rodea", admitió Putin tras la cumbre del G20 de Osaka del pasado mes de agosto. Este mismo año, el principal lobby industrial de Rusia, que consideraba el derretimiento del Ártico como una ventaja a la hora de extraer más petróleo y minerales, dejó de resistirse al Acuerdo de París, ya que las empresas rusas se dieron cuenta de que "perderían mucho más si no lo firman y se mantienen al margen", dijo a 'The Economist' el director del Centro de Inversiones Ambientales, Mikhail Yulkin. Rusia presentó a principios de 2019 su ambicioso Proyecto Nacional 'Ecología', destinado a salvaguardar el suelo, el aire y, sobre todo, las aguas de su extenso territorio.

El presupuesto es multimillonario, pero los analistas aún ignoran qué efectividad tendrá. Se trata de un país bastante impredecible y al que "le gusta poner pegas a todo", aseguran los analistas. En todo caso, Rusia está interesada en mantener sus vínculos comerciales con la UE, principal impulsor de las políticas a favor del clima, por lo que difícilmente los rusos se enemistarán con sus socios europeos.

Países de la OPEP

Las naciones de la Organización de Países Exportadores y Productores de Petróleo (OPEP), encabezados por Arabia Saudí, constituyen el gran frente negacionista de la crisis climática e intentan poner todas las barreras posibles. Como es lógico, su economía se juega mucho en ello. Las palabras del secretario general de esta entidad, Mohamed Barkindo, pronunciadas este verano, no dejan lugar a dudas sobre su posición: "Hay una creciente movilización de masas contra el petróleo. Estas movilizaciones son totalmente acientíficas y basadas en narrativa falsa. La sociedad civil está siendo llevada a creer que el petróleo es la causa del grave impacto del cambio climático". El responsable de Greenpeace para estos temas, José Luis García, afirma que "este bloque de países siempre son los grandes obstaculizadores, el no a todo". Y, pese a las diferencias políticas, destaca que incluso Irán "juega en el mismo bando que Arabia Saudí".

India

Noah Diffenbaugh, profesora de la Universidad de Standford (EEUU) señala en un amplio informe de este año que, debido a los efectos ya acumulados durante las pasadas décadas por el calentamiento global, la economía de India es ahora un 31% menor de lo que habría sido sin el cambio climático. Todos los informes apuntan a que India es uno de los países que más sufrirá los efectos de esta crisis, por lo que el gobierno del país ha tomado cartas en el asunto y se ha posicionado del lado de los comprometidos con la preservación del clima. Dado que es una de las naciones con mayores emisiones a la atmósfera, ha diseñado un plan que, entre otras cosas, incluye un despliegue de las energías limpias que prevé reducir las emisiones tóxicas en un 50% en 2030 respecto a las de 2005.