Las instalaciones en el recinto ferial de Ifema, en Madrid, con más de 100.000 metros cuadrados para acoger a 30.000 asistentes están ya listas para el arranque, el lunes, de la cumbre mundial del clima o COP25, donde los gobiernos intentarán lanzar una nueva era de acción frente a la crisis climática.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto con la ministra en funciones para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha visitado este sábado el recinto de la cumbre, que cuenta con siete pabellones, al que asistirán delegaciones de casi 200 países y más de medio centenar de jefes de Estado y Gobierno y responsables de organismos multilaterales.

Sánchez, en su cuenta de Twitter, ha dicho que la COP25 es "clave para lograr una acción climática más ambiciosa, justa e inclusiva" tras visitar las instalaciones, que son "una muestra más del compromiso de España en la lucha contra la emergencia climática".

Ha aprovechado el tuit para agradecer la tarea de todos aquellos que han hecho posible la celebración de esta cumbre, que inicialmente estaba previsto que tuviera lugar en Chile y que a última hora se trasladó a Madrid, aunque manteniendo la presidencia chilena, debido a los graves problemas internos en ese país andino.

Durante su recorrido en Ifema, Sánchez ha comprobado "in situ" los últimos detalles del montaje de las instalaciones de esta cumbre, organizada en un tiempo récord, en donde 6.000 profesionales y 2.000 voluntarios han trabajado a contrarreloj para que todo esté listo el próximo lunes.

Todo listo para la Cumbre del Clima

Todo listo para la Cumbre del Clima

Finalizada la visita, la ministra en funciones para la Transición Ecológica, junto con su homóloga chilena, Carolina Schmidt, y la secretaria Ejecutiva de la ONU sobre Cambio Climático, Patricia Espinosa, han protagonizado la tradicional "entrega" de las instalaciones de la cumbre climática a Naciones Unidas.

Junto a las banderas de España, Chile y la ONU, todas ellas han destacado la necesidad de que los gobiernos trabajen juntos para seguir impulsando la acción contra la crisis climática.

La ministra Teresa Ribera ha avanzado que el éxito de la cumbre no se medirá tanto por nuevas decisiones que puedan adoptarse, sino por el reforzamiento de "la transversalidad y profundidad" de las políticas climáticas a todos los ámbitos y sectores.

Tanto Carolina Schmidt como Patricia Espinosa han agradecido el esfuerzo del Gobierno español y su solidaridad por organizar en apenas tres semanas una cumbre de este alto nivel.

El éxito de la conferencia "exigirá salir convencidos de la voluntad de generalizar y acelerar la acción global" ante el nuevo ciclo de lucha más ambiciosa contra la crisis climática para que su mitigación sea una realidad, ha dicho Ribera.

La responsable de la ONU para Cambio Climático ha destacado las grandes transformaciones que exigirá el nuevo modelo de crecimiento sostenible para el mundo entero. No se hará de la noche al día, pero "exigirá tomar decisiones hoy para que impacten mañana".

La transformación será global: "tenemos que cambiar todo, la manera en la que producimos, nuestro transporte, la manera en la que comemos", ha dicho.

Por su parte, la ministra chilena ha destacado la relevancia de esta cumbre en Madrid, como último paso antes de poner en marcha el Acuerdo de París en 2020, que exige a los países presentar compromisos más ambiciosos de reducción de emisiones contaminantes.

La ciencia ha demostrado que los compromisos adoptados por los países frente a la crisis climática "no son suficientes" para limitar a 1,5 grados el calentamiento global y evitar daños ambientales dramáticos.

"Tenemos que cambiar el rumbo y adquirir nuevos compromisos más ambiciosos en el marco del Acuerdo de París", para avanzar en un desarrollo sostenible transversal de la acción climática, que involucre no solo a los gobiernos, sino también a las ciudades, regiones, empresas y a la sociedad en su conjunto, según Schmidt.

Las instalaciones de la cumbre, cuyo coste asciende a unos 50 millones de euros aunque el retorno previsto es de unos 200 millones, contará con una zona "azul" administrada por Naciones Unidas, destinada a los eventos y negociaciones formales, y una zona "verde" que se reservará a la participación de la sociedad civil.

Fuera del recinto de Ifema, habrá asimismo actividades para la ciudadanía.