Una mano gigante dedicada a la humanidad y dedicación de una mujer en Tenerife: más de dos décadas de esta obra de arte

El refranero español dice que 'es de bien nacidos ser agradecidos', algo de lo que no se puede dudar. En un mundo cada vez más polarizado y en efervescencia constante, llaman la atención aquellas personas que de manera desinteresada se dedican a ayudar a la gente que tienen cerca. A hacer más fácil el día a día de aquellos que lo necesitan. En Tenerife, hace algo más de 20 años, un monumento recuerda a esa clase de personas en honor a doña Lola Barroso.

Esta vecina, natural del norte de la Isla, se mantendrá en el recuerdo tanto de los vecinos de San Nicolás, en La Orotava, como de Cruz de los Martillos, en el Puerto de la Cruz. La añoranza hacia doña Lola Barroso es más que entendible, pues durante gran parte de su vida se dedicó a asistir a personas enfermes o con necesidad de cuidados de manera altruista, dejando una huella imborrable en sus vecinos.

La mano gigante que se encuentra en la plaza 'Entre Pueblos' simboliza la solidaridad y el apoyo que doña Lola brindó a su comunidad. Un emblema norteño que fue inaugurado en diciembre de 2024 y que ya ha celebrado su vigésimo aniversario. Veinte años dan para mucho, pero el recuerdo de la buena fe de doña Lola se mantiene fuerte e intacto a pesar del duro paso del tiempo.

El norte de Tenerife, un lugar tan fértil para la alimentación como para las buenas personas, guarda en su interior el recuerdo a doña Lola Barroso y a todos aquellos que alguna vez decidieron dejar su día a día a un lado por ayudar a alguien que lo necesitaba. En un mundo en el que cada vez es más difícil encontrar el brillo de la solidaridad, siempre quedará una llama de fe entre los habitantes norteños de la Isla.