La calle La Carrera, un 'rara avis' en el trazado urbano del casco histórico de La Laguna

Actualmente bajo el nombre de Obispo Rey Redondo, la curva pronunciada de la calle cerca de la plaza del Adelantado es algo inusual en un trazado hecho con escuadra y cartabón

La calle de la Carrera, con su curva al fondo

La calle de la Carrera, con su curva al fondo / E. D.

San Cristóbal de La Laguna, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es conocida por su trazado urbano excepcionalmente rectilíneo, inspirado en los principios renacentistas que buscaban reflejar la armonía y el orden del cosmos. Sin embargo, en el corazón de la ciudad existe una notable excepción: la calle La Carrera. Su ligera curva la convierte en un punto de intriga y especulación histórica que ha alimentado leyendas y debates durante siglos.

El diseño de La Laguna, establecido en el siglo XV por Alonso Fernández de Lugo, el Adelantado de Tenerife, fue innovador para su época. La ciudad fue planeada antes de construirse, utilizando un sistema geométrico que evitó las laberínticas calles comunes en otras localidades de raíces medievales. En este contexto, la irregularidad de la calle La Carrera contrasta profundamente con el resto del tejido urbano.

Una ciudad diseñada con regla y compás y las leyendas que explican su peculiaridad

A falta de una documentación histórica definitiva que explique el trazado de esta calle, dos leyendas han surgido para intentar resolver el enigma. La primera de ellas está relacionada con un conflicto entre Alonso Fernández de Lugo y el clero de la Iglesia de la Concepción. Según se cuenta, el Adelantado buscaba capturar a una persona refugiada en el templo, un derecho de asilo reconocido en aquella época. La tensión entre el poder civil y eclesiástico pudo haber influido en la decisión de desviar la calle para evitar pasar demasiado cerca de la iglesia, simbolizando el conflicto de intereses entre ambas instituciones.

La calle de La Carrera, en el casco lagunero, tras el encendido de las luces navideñas.

La calle de La Carrera, en el casco lagunero, tras el encendido de las luces navideñas. / Andrés Gutiérrez

La segunda leyenda, igualmente fascinante, alude a un episodio personal y trágico en la vida del Adelantado. Según esta versión, el trazado curvo de La Carrera fue un intento deliberado de Alonso para evitar la vivienda de una familia que había estado involucrada en la muerte de su hijo. Este último habría perdido la vida tras una pelea, y el dolor del Adelantado habría llevado a esta decisión urbanística como una forma de evitar recuerdos dolorosos.

Una tradición oral que persiste

Estas leyendas forman parte de la rica tradición oral lagunera y se transmiten de generación en generación, especialmente entre los vecinos más antiguos. “Siempre he escuchado que la curva de La Carrera tiene que ver con los problemas entre el Adelantado y la Iglesia de la Concepción. Es algo que nos contaban desde niños", comenta María Dolores Gómez, una residente local.

A pesar de estas historias, algunos historiadores sugieren que la curva de La Carrera podría deberse simplemente a razones prácticas, como la adaptación al terreno o la necesidad de respetar propiedades preexistentes durante la planificación. No obstante, el halo de misterio que rodea la calle parece resistirse a explicaciones racionales.

La calle de La Carrera, en el centro histórico de La Laguna.

La calle de La Carrera, en el centro histórico de La Laguna. / El Día

La Carrera hoy: un eje de vida y cultura

Hoy en día, la calle La Carrera es uno de los ejes principales de San Cristóbal de La Laguna. Repleta de tiendas, cafeterías y edificios históricos, es un punto de encuentro tanto para locales como para turistas. Pasear por su trazado curvo no solo invita a disfrutar de la vitalidad de la ciudad, sino también a reflexionar sobre las historias y los secretos que esconden sus adoquines.

La mezcla de historia documentada y leyendas populares convierte a La Carrera en un lugar emblemático que encarna la esencia de La Laguna: una ciudad donde lo histórico y lo mítico conviven en armonía. Ya sea por cuestiones de urbanismo práctico o por decisiones cargadas de simbolismo personal y político, la peculiaridad de esta calle sigue siendo uno de los elementos que hacen de San Cristóbal de La Laguna un lugar único en el mundo.

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