Si algo positivo sacamos sacando de esta situación anómala que estamos viviendo con la crisis del Covid-19 son las innumerables muestras de solidaridad: aplausos colectivos, conciertos en las azoteas o juegos en vecindad para hacer más llevadero el aislamiento son algunos de ellos: La imaginación humana parece no tener límites cuando el fin es llegar al corazón de la gente.

En Santa María de Guía muchos vecinos han encontrado en su historia y en sus tradiciones otra forma de crear su propia batalla contra la pandemia. Hace unos días, Mary Carmen Miranda Vega, maestra de profesión y entusiasta de la tradición de la Fiesta de las Marías, romería que se celebra en Guía desde hace más de 200 años, ideó volcar la intención de antaño en la situación actual.

En 1811, una durísima sequía y posterior plaga de langosta se cebó con la isla, especialmente con el noroeste. Los campesinos de las medianías, desesperados, imploraron a la Virgen solicitando su ayuda: si llovía, prometían recordarla todos los años con una romería. Parece que la Virgen escuchó sus plegarias y llegó la ansiada lluvia que acabó con la terrible plaga.

Desde entonces se celebra en el municipio norteño una romería en su honor y, en ella, los vecinos de todos los barrios se reúnen y, al son de bucios y tambores, evocan la situación, cuando se quería alejar a los insectos con el sonido de estos instrumentos.

Han pasado años, siglos incluso, y cada mes de septiembre Guía se viste con el sonido de caracolas en honor de la Virgen y esa es una seña de identidad: La terrible situación que estamos viviendo no es la misma, evidentemente, pero hay muchas similitudes. Miranda Vega pensó que, al son de las caracolas se podía pedir a la Virgen, una vez más, su celestial ayuda. Lo comentó con el párroco, al que le pareció una buena iniciativa. El pasado sábado por la tarde, cuando ya conocíamos el alcance del peligro y las consecuencias inmediatas que tendríamos que afrontar, subió a la azotea en compañía de su hija y, juntas, empezaron a hacer sonar las caracolas. El sonido admiro a la gente que lo escuchó y pronto se corrió la voz por las redes de la emoción sentida al oír el sonido de estos instrumentos.

Mary Carmen Miranda pensó entonces que había que continuar la iniciativa y convocó a los vecinos a subir a las azoteas o salir a los balcones todos los días a las 12:00 y pedir a la Virgen su mediación, como hicieron sus antepasados hace dos siglos. Cada día se suma más gente. Desde que se decretó el aislamiento Guía, a mediodía, vuelve al pasado para implorar por el futuro.