El infierno de Carole y Verne King, una pareja de Washington, Estados Unidos, comenzó la noche en que desapareció Katie, su border collie de 7 años, en la comunidad rural de Montana, después de una noche de tormenta. El infierno duró 57 días, los días que tuvieron que pasar hasta que lograron localizarla. Entre medias, muchas horas de búsqueda, un trabajo al que Carole tuvo que renunciar y la angustia de una pareja para la que su perra es una parte muy importante de la familia.

57 días antes del final desenlace, Carole y Verne King volvían a su habitación en un hotel que permite la estancia de perros en Kalispell, Montana. Era de noche y había caído una tormenta bastante intensa por la zona, pero eso no fue lo peor. Lo peor fue descubrir que Katie no estaba esperando en la habitación.

Inmediatamente después, los King iniciaron una búsqueda digna de detectives. Comenzaron empapelando octavillas con su cara por todo el condado mientras difundían mediante redes sociales la noticia de su desaparición, sin perder la esperanza.

A medida que pasaban los días y las semanas, continuaron probando a colocar trampas para animales con su snack favorito, buscando pistas, rastros, saliendo en bicicleta barrio por barrio para preguntar a los vecinos, dejando camisetas impregnadas con su olor en lugares estratégicos o usando gafas de visión nocturna.

Con tantas horas dedicadas, a Carole le llegaron a decir en su trabajo que no se le permitiría tomarse unos días libres para la búsqueda, así que renunció. Para ella la prioridad era su perra.

La búsqueda continuó y muchas fueron las personas que se unieron a las batidas, y, otras tantas, las que dijeron haber visto a la perra hasta que, finalmente, un grupo de vecinos de un pequeño pueblo de otro estado dio parte de haber visto una perra con las características de Katie.

Los King habían estado repartiendo octavillas en ese pueblo el día anterior y la búsqueda, por fin, llegó a su fin. En la mañana de 15 de septiembre se produjo el ansiado encuentro.

Katie había perdido peso y estaba severamente deshidratada, según la familia a The New York Times, pero nada que unas pautas dictadas por un veterinario de urgencia no pudieron solucionar.