La crónica del «UB» desde la optica de Víctor Martín

FOTO: CÉSAR BORJA

UB LA PALMA    108
LOBE HUESCA    77

UB La Palma: Odiakosa (20), Martínez (2), Rodríguez (9), Palacios (23), Arrocha (17), -inicial-, Díaz (8), Bonhome (8), Schaftenaa (14), López (5) y Alvarado (2).
Lobe Huesca: Llorente (14), Aranda (9), Zangotitabeng (7), Salsón (6), Polk (15), -inicial-, Ventura (4), Laerke (2), Herrero (-), Brown (7), Freimanis (12) y Atkinson (1).
Árbitros: Sánchez Ardiz y Planells Caicedo. Mal. Caseros, aunque sin influir porque la diferencia entre ambos equipos fue excesiva.
Parciales: 13-12, 25-20, 39-24, 55-33, -descanso-, 66-45, 86-54, 94-68 y 108-77.
Incidencias: Pabellón Multiusos de Santa Cruz de La Palma, antes unos 1.400 aficionados.
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V. MARTÍN, S/C de La Palma

“Vienen con la cabeza agachada; saben que van a perder”. (Carlos Toledo).

La Palma tiene un estilo. Sólo uno. Su filosofía es pensar poco, correr mucho y tirar desde que se pueda.    Llevaba seis partidos consecutivos perdiendo, pero le da igual. Eso, en el fondo, le “resbala”. Puso la ropa en la “lavadora”, le dio al número “3”… y que aguante el que pueda. Huesca no está para tanto trote. Juega con marcapasos y a poco que lo “voltees”, que acelere en las acciones, vuelve a la casilla de salida. Un 108-77 que se explica desde el ritmo, el movimiento, también el acierto, de un grupo de chavales.

Sólo hubo semejanzas en el arranque. Sebas metió de tres, luego Odiakosa de dos, pero ellos tiraban de su base, Llorente, para mantenerse en el partido. Huesca aguantaba (13-12) porque aún tenía oxígeno. Luego, llegó Palacios junto a Schaftenaa. Lo ajeno buscó a Polk (lo mejor que tienen)  para meter bajo canasta. El “UB”  no miraba hacia detrás. Si observa la pizarra, se le caen los ojos. Es un equipo que juega casi sin mirar. Que te “rompe” los riñones a correr. 25-20.

FOTO: CÉSAR BORJA

El segundo cuarto fue decisivo. Bonhome agarró la llave para dar una vuelta a la tuerca sin que la rosca se pase. Dos triples suyos, con otro de Palacios y un dos más uno (para los “torpes” aclarar que es canasta y adicional) de López acabaron con Huesca (39-24), que por aquel entonces, cinco minutos, ya había enseñado sus vergüenzas en el exterior. Gracias que vieron a Polk para, al menos, sentirse un equipo. Malo, pero un equipo.

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Luego, cuando el partido se jugaba en pendiente, con lo ajeno en el aro de abajo, llegó Arrocha. Ocho puntos en un “momento”. Huesca cerró los ojos: “que sea lo que Dios quiera”. 55-33.

Tras el descanso, te “quedas” unos minutos por si ellos reaccionan. “Un rato y me largo”, piensas. El “UB” sigue a lo suyo. Frade  rota a su gente para no perder frescura. Metió Palacios, primero de cerca y luego un poco más lejos, también Rodríguez, Odiakosa, Sebas… Huesca miraba por entre los dedos y “tira tú que a mi me da la risa”. La diferencia era escandalosa (80-54) antes del último cuarto, aquel que sirvió para certificar que Díaz tiene calidad, que Palacios es el líder del grupo, que ellos son lo que son y, sobre todo, que aún hay gente que sin cobrar se parten el alma.