Peña San Benito: ¡Cuando el sacrificio se ve compensado por un gran triunfo!

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Los  cánticos de la afición aurinegra enmudecieron el Gran canaria Arena

Aquí estuvieron ubicados. En la esquinita más alta del inmenso Gran Canaria Arena. No fue obstáculo para que se les escuchara bien alto y clarito entonar los cánticos alegóricos a su equipo del alma, al CB Canarias de toda la vida. Sí, la fiebre amarilla, aunque claramente superada en número por la afición canariona, vivió con pasión la nueva proeza aurinegra en la casa del vecino. Fue el segundo triunfo consecutivo, ya que en la 16/17, con Txus Vidorreta en el banquillo y tras hacerle el pasillo al campeón de la Supercopa, se ganó por vez primera en

cancha amarilla.

Los casi 70 integrantes de la Peña San Benito, entre socios y simpatizantes, hicieron ondear las banderas del club y de La Laguna, con los «vikingos» mostrando sus enormes cuernos y sus escudos protectores a la parroquia local. Desde el minuto cero comenzaron con sus cánticos, todos los que escuchamos en el Santiago Martín. Desde el «¡Sí se puede!» al «Esto sí que es un pedazo equipo», pasando por el riquirraca entonado cuando los jugadores canaristas tuvieron el detallazo de subir hasta el «gallinero» para agradecer el apoyo a quienes cruzaron el charco para respaldas al Iberostar Tenerife.

.Conchi y Javi, de los primeros en sentarse en las butacas del Armas

Pero la fiesta aurinegra había comenzado tempranito, cuando se citaron todos en San benito para subir a la guagua que los llevó al puerto chicharrero, partida del barco que les llevaría a Las Palmas. De allí, en guagua, a Siete Palmas, donde se ubica el santuario canarión, el de basket, pegadito al estadio de fútbol. En la llegada, fotos con el famoso perro canarión, charlas con amigos del Granca y… directos a la grada, tras subir «miles» (es un decir) de escalones.

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Así se veía el parquet desde la esquinita más alta del Gran Canaria Arena

Y ahí comenzó el espectáculo, vibrando con el espectacular arranque de los nuestros quienes, tras el 11-10 del minuto 7 pusieron la magia aurinegra para defender con coraje, correr el contraataque y mover con acierto el balón para ponerlo en las manos de los «francotiradores». 

En los primeros momentos del segundo cuarto se pusieron de pie para aplaudir el espectacular mate de Fran Vázquez a los Michael Jordan, es decir, volar desde el 4,60 para machacar en presencia de Pablo Aguilar. Fue verdaderamente espectacular.

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Siempre con la bandera de la Ciudad Patrimonio de la Humanidad para que nadie se olvide de en donde empezó todo

Al descanso se llegó con 10 arriba, lo que generaba ilusión y sonrisas en los expedicionarios peñistas. Sin embargo, el «miedo» a la bajona evidenciada ante Gipuzkoa y Fuenla, estaba presente. Eso sí, allí estaban ellos para dejarse oír bien fuerte si llegaba ese momento. El tercer periodo acabó con 9 arriba (46-55). Clemente miraba la cara de Jorge y levantaban el pulgar. «Lo vamos a ganar», se decían. Los «vikingos» también confiaban ciegamente en sus jugadores…

Y llegó el momento de la verdad. Un mate de Ponitka, a 7 minutos del final, ponía la máxima diferencia (49-60) +15 puntos. Se les oía a tope con ese «Vamos Canarias», sobre todo porque la afición local se viene abajo cuando su equipo no va ganando. Desde cualquier rincón del recinto deportivo se escuchaba a los laguneros viajeros.

Pero un parcial de 13-0, en apenas dos minutos, llevó al Granca a darle la vuelta al electrónico con ese (62-60). Hubo un momento de silencio en el grupo, aunque el tiempo muerto de katsikaris parecía ser ese punto de inflexión para recuperar el mando. Las banderas volvieron a ondear y los gritos de «¡Sí se puede!» contrastaban con la reacción de los seguidores grancanarios al verse por arriba. «Esto está ganado; ya están hundidos moralmente», se escuchó a un aficionado canarión.

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Cada canasta, sobre todo en el momento de la verdad, levantaba a la fiebre amarilla de sus asientos

Nada más lejos de la realidad. Para empezar la recuperación, triplazo de un hasta entonces flojo Ponitka para recuperar el control. En la siguiente acción, recuperación y 2+1 del polaco. En el siguiente ataque, después de tres fallos consecutivos de los hombres de Casimiro, un punto de dos para el 20 desde el 4,60. Todo ello para el +4 (62-66). Y de nuevo enmudeció el Gran Canaria Arena, lo que daba más volumen a los cánticos de la fiebre amarilla que añadía a su repertorio eso de «Este partido lo vamos a ganar».

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Antes, durante y después, ¡siempre los vikingos!

Y así fue, para satisfacción de quienes tuvieron que madrugar, hacer una travesía marítima y estar en el rinconcito del último de los anillos. ¿No les podían haber vendido algún gradería más próximo al parquet?. Lo digo porque de un aforo de 11.000 localidades solo estaban ocupadas 6.978. ¿Y las 4.000 restantes?…

Se llegó al final y estalló la afición. La aurinegra, porque buena parte de los seguidores locales tomaron las de «Villadiego» sin acabar el choque, lo que demuestra la diferencia de las aficiones.

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Las jornadas de malos resultados quedaban atrás, aunque la conexión equipo-afición siempre ha sido intensa

La guinda al pastel la pusieron los jugadores cuando tuvieron el detalle de subir esos «miles de escalones» para reunirse con la Peña San Benito y entonar el famoso riquirraca que cantan en el centro del parquet en los partidos de casa.

A partir de ahí todos fueron besos y abrazos y fotos, muchassssss fotos. Sí, el esfuerzo había tenido su recompensa. Se ganó al rival canarión por 21 en La Laguna y se le volvió a ganar, por 8, en su santuario. 

Por eso es justo decir:

«Por encima del CB Canarias… ¡solo está el TEIDE!»

Lo que sucedió a partir de ahí fue divertido pues el almuerzo estuvo marcado por la alegría que da ver ganar el derbi a tu equipo. Tras pasear por la capital grancanaria, rumbo al puerto para coger el barco de regreso a la Isla.

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Sisi llevó al pabellón grancanario a la abeja aurinegra

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Joseca se hizo una foto con uno de los héroes del partido, Tim Abromaitis

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Casi todos buscaban la foto junto a la mascota del Granca

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Una cita en la que participó el capitán Nico Richotti, ya sin muletas

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La comida sabe mejor cuando se le gana el derbi al vecino

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Y foto de peñistas en presencia del jugador Tobías Borg

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Las cámaras solo enfocó dos veces a los nuestros. Una cuando ellos remontaron, tal vez buscando caras largas. Y la segunda cuando se ganaba por 6 y apenas restaban 14 segundos para el final