«La grada será una FIESTA». artículo de Fernando Llombet

QUEDAN MUY POCAS horas para que, de forma matemática, el Iberostar Socas Canarias consiga el campeonato regular de la Adecco Oro y, por extensión, adquiera el derecho deportivo a estar en la máxima categoría del baloncesto nacional la temporada próxima.

Tendría que suceder algo muy sorprendente, mañana en el Santiago Martín, para que no se pudiese celebrar el título a la finalización del partido. Ese algo sería que los de Alejandro Martínez perdiesen por una diferencia superior a los treinta y cuatro puntos. Insisto, algo muy poco probable.

Sin embargo, y al margen de tener todo preparado para los festejos posteriores, correspondería, por una correcta educación deportiva, centrarse primero en ese encuentro. La clasificación, despejado el primer puesto que van a conseguir los aurinegros, está muy igualada. Son cuatro equipos quienes están empatados en la segunda posición y que ansían terminar en ese lugar para garantizarse alguna ventaja en las próximas eliminatorias por la segunda plaza de ascenso.

Uno de ellos es el visitante de mañana. Lleida ha naufragado, hace bien poco, por una travesía casi desierta, acuciado, como tantos otros, por los problemas económicos. También fue de ACB en su momento. Ahora pretende crecer, sin prisa, para retornar a lugares de privilegio.

Para ello han confiado el proyecto deportivo a un entrenador experimentado, con mucho carácter y muy buen estratega, Ricard Casas. El grupo de jugadores es de lo mejor de la competición. El perímetro tiene talento y definición con Feliú, Jorge, Paco Vázquez o el excanarista Jason Detrick. Cerca del aro Ramsdell, Alzamora o Kale, tienen suficiente capacidad reboteadora y de anotación para poner en más de un problema a los nuestros.

En la primera vuelta, en Lleida, el resultado tampoco fue normal. Ellos querrán justificar aquel accidente. No va a ser un partido cómodo. Lo intuyo trabado. El deseo de iniciar los festejos y la presunta mayor concentración deportiva que traerán los catalanes, por tanto como se juegan, me hace pensar en las dificultades deportivas del choque de mañana.

Una exigencia que podrá servir para aumentar más, si cabe, la adrenalina acumulada en la plantilla tinerfeña y que tiene fecha de caducidad mañana, Domingo de Resurrección.

*Entrenador Superior de Baloncesto