«Menuda» afición

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Los niños y niñas de los colegios públicos del término municipal de La Laguna «salvaron» a la organización de ver un desolador aspecto en las gradas del Santiago Martín. Uno de los fondos estuvo poblado por los pequeños, quienes se lo pasaron pipa. Como les iba lo mismo quien ganara optaron inteligentemente por vitorear al mismo nivel las canastas de Australia y de Turquía.

La única «pega», consecuencia de la nula actuación de sus profesores, fue el no respetar los himnos de los dos países. Ellos estaban a lo suyo mientras los adultos seguían los acordes musicales de pie y en silencio. ¿Cosas de niños?, más bien falta de responsabilidad de quienes los controlaban.

Luego, diversión, aplausos y exclamaciones cuando actuaron los saltarines con trampolín que machacaban la canasta. 

La idea de llenar esa grada de la foto fue muy buena, pues jugar con las butacas vacías no es plato de buen gusto para ningún deportista.

Los 200 niños y niñas que se quedaron sin vivir la fiesta del Mundial

El colegio más cercano al Santiago Martín es el Acaymo Nuestra Señora de La Candelaria, sito en Los Majuelos. La dirección del centro envió un email al OAD de La Laguna en el mes de mayo solicitando tengan a bien facilitarles invitaciones para los 200 alumnos. Iban a ir caminando desde el cole al pabellón para vivir una jornada especial para ellos y ellas. Sin embargo, la ilusión saltó por los aires debido a la desorganización. Eso que ocurre cuando todos quieren mandar y nadie logra que la lógica impere.

Llega la fecha indicada y se le indica que dispone de 150 entradas para el … ¡¡¡Pabellón Quico Cabrera!!! de Santa Cruz de Tenerife. Sorpresa total porque ir caminando al Santiago Martín, cruzando dos calles, sí, pero hacerlo hasta el Quico Cabrera, con niños y niñas de 8 años, ¡como que no! Y contratar cuatro guaguas iba a salir una pasta al centro, que tiene en su agenda, según ha podido saber BASKETMANÍA, otras salidas extra escolares.

En definitiva, que los alumnos del colegio más cercano al lugar que albergaba la Copa del Mundo se quedó con las ganas. ¿Su pecado? quizás no ser un centro público y sí concertado.