Tal vez la mejor jugadora del Mundo

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Liz Cambage, : El flow de la DJ aussie

Álvaro Paricio
 @Alvaropc23
ACB.COM

Su paso por la pista no deja a nadie indiferente. Camina bajo el ritmo de la música que escucha a través de sus cascos y si se afina el oído se le puede escuchar las canciones que suena durante los calentamientos. Luego, cuando comienza en el partido la música es ella. Se mueve con gracia, gira sobre sus rivales para encontrar el aro y cuando echa el balón al suelo lo hace con una agilidad impropia de sus 203 centímetros. Y mientras, los rivales bailan al son de la DJ aussie.

Hace años que Liz Cambage lleva tocando la puerta del estrellato pero es en este 2018 cuando la ha abierto de par en par. Fue noticia de todos los medios deportivos del mundo cuando batió el récord anotador en partido de WNBA (53 puntos contra New York Liberty) y en esta Copa del Mundo está asombrando con actuaciones espectaculares: 34 puntos en 26 minutos contra Nigeria, 24 en 17 frente Argentina y 25 en 19 minutos contra Turquía. Es decir, 83 puntos en sólo 63 minutos Han bastado tres partidos para confirmar que sobre el parqué ejerce una tiranía total. 

(Foto FIBA)

«Sí, ya sabes, simplemente he salido a hacer mi juego. Estoy intentando aprender los ataques ahora mismo y hacer lo que me llega. Nos estamos construyendo como equipo», nos contesta y asegura que “no creo que sea imparable”. Pese a la modestia, verla jugar es como ver a una adulta enfrentándose a niñas que impotentes tratan de quitarle el balón o frenarla en defensa. En ella todo parece que fluya y que el baloncesto sea muy fácil. “Siento que es algo para lo que nací, estoy para jugar al baloncesto. Cuando juego no soy yo, es como si fuera una persona distinta”. Cuando Cambage se recoge el pelo, se viste de corto y coge un balón “mi mente se apaga y mi cuerpo se pone a toda máquina. El juego me da vida”.

Tres partidos tres victorias, el campeonato sonríe a Australia y en especial a su estrella. “Está yendo bien las cosas, estoy feliz porque hemos conseguido tres victorias y ahora tenemos dos días para descansar y recuperarnos para el siguiente partido”. Las oceánicas han vencido por una media de 28,3 puntos y claramente se postulan como favoritas a un campeonato donde la propia FIBA la sitúa en segundo lugar tras la todopoderosa Estados Unidos. Lejos de sentir presión por todas las voces que apuntan a medalla, la pívot asegura que «nos tomamos cada partido tal como viene. Nuestro objetivo es claramente una medalla, pero día a día, partido a partido”

Pese al gran inicio de competición, Cambage sabe que “cualquiera puede ganar un partido en un día concreto. Puedes ser el favorito o puedes ser no favorito. Pero al final cuenta quién sale preparado para jugar, está preparado para ganar”. Sin embargo, la suerte del calendario que otros años cruzó con Australia antes de tiempo esta vez le ha dado un respiro y, si se producen los resultados lógicos, podrían verse en la final de la Copa del Mundo. “No tenemos el foco puesto en Estados Unidos todavía, sólo pensamos en el siguiente partido”, señala aunque… llegado el caso ¿podría derrotarlas? «Todo es posible. En 2006, cuando Australia ganó la medalla de oro, Rusia ganó a Estados Unidos», responde. El sueño de ella no es ganar a las norteamericanas, sino ser campeona.

Porque la carrera de Liz Cambage es como un gran libro que se está escribiendo. Tras crecer en casa y convertirse en China una de las jugadoras mejor pagadas del mundo, Cambage explotó definitivamente este pasado verano cuando regresó a la WNBA. “He tenido muchos momentos buenos. Individualmente, probablemente mi partido de los 53 puntos en la WNBA. Como equipo, probablemente, jugando con los Melbourne Boomers en 2011 en Melbourne, cuando ganamos el campeonato. Y la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres” un hecho histórico que lejos de saciar su apetito competitivo, lo acrecienta. “Quiero más medallas», asegura. Tras dos decepciones en los pasados mundiales, espera que Tenerife sea su particular isla del tesoro. «Sí, yo creo que nos iremos de aquí con algo», comenta con pícara sonrisa.

(Foto FIBA)

Moda, Música… ¡y paella!

Pese a lo notable de su figura deportiva, Liz Cambage ha conseguido ser algo más que una jugadora. Es de esas personalidades que traspasan la esfera propia para convertirse en personalidades poliédricas. “Me gusta leer, me encanta la música, soy DJ… Me interesa mucho la moda”. Aficiones que ha conseguido darles una vertiente profesional y si ya se le ha visto en sesiones de música pinchando, su futuro es ser también un referente en la moda. “Ahora estoy centrada en una nueva línea que tengo la intención de lanzar el año que viene. Arte, música y moda es algo que me inspira y que ocupa mi tiempo», confiesa.

Su popularidad, además, le ha hecho granjearse muchas amistades y entre sus seguidores está el rapero canadiense Drake quien la mencionó en la versión de que hizo de Sicko Mode en el álbum Astroworld publicado este año por el también rapero Travis Scott.

When I shoot my shot, that shit wetty like I’m Sheck (bitch!)
See the shots that I took (ayy), wet like I’m Book (ayy)
Wet like I’m Lizzie, I be spinnin’ Valley
Circle blocks ‘til I’m dizzy (yeah, what?)
Like where is he? (Yeah, what?)
No one seen him (yeah, yeah)

“Fue muy bonito, muy amable por su parte», reconoce la jugadora. El flow de su juego va acorde con su personalidad y en cada calentamiento se le puede ver bailar con la música que suena en el pabellón. “Me gusta el rap, me gusta Kanye, Future… me encanta Nicky Minaj… puedo bailar cualquier cosa”, nos dice con una sonrisa.

Atrás quedaron los años donde la tristeza le inundó (abandonó la WNBA porque reconoce que era último lugar donde quería estar) y ahora disfruta del baloncesto. Lo que se ve en la pista es el reflejo de lo que ocurre allí. Lizzie ha entrado en una nueva fase, quiere exprimir las oportunidades que la vida le ofrece y entre ellas está la de viajar. Como amante del arte, Liz Cambage reconoce que se enamoró de Barcelona cuando la visitó. “Me encanta Barcelona. Especialmente el arte de Gaudí, la arquitectura. La ciudad es asombrosa, una de las ciudades más bonitas en las que he estado. También fui al Museo de Dalí. Fue increíble”. Ahora, el tiempo libre que le deja la competición lo aprovecha para relajarse junto a la costa y disfrutar con la familia. “Es un sitio precioso para disputar el campeonato, estoy muy feliz de estar aquí”, nos cuenta. Entre sus planes de estos días de descanso está seguir disfrutando de la playa, la gastronomía y quizá pueda hacer alguna rápida excursión. “Es una isla muy bonita. Ojalá pueda ir a ver el volcán, espero que en el día libre mañana me pueda escapar. Ahora estamos disfrutando de la playa y de la buena comida. ¡Mucha paella!». Mientras el Teide espera su visita, los espectadores de la Copa del Mundo seguirán esperando que el volcán Cambage entre en erupción y nos regale un mate. «Veremos… quizá en el siguiente»

(Foto FIBA)