«Una foto para comentar», por José Carlos Cabrera

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Jose Carlos Cabrera

 

Escrito el 17 de octubre de 2016 

 «Aprovechando que he encontrado la foto para un interesante e inminente proyecto del periodista Luis Padilla, la cuelgo aquí con un comentario referido a uno de esos equipos de calidad en los que tuve la suerte de militar. Es curioso, no resulta fácil pillar fotos de aquel Tenerife Asociación Baloncesto (1987-88). El TAB fue el heredero del Náutico cuando la sociedad dijo basta al profesionalismo, y por el que un grupo de empresarios locales –Joaquín Córdoba, Donate, Paco Gómez, Amí Achid y algún otro (mala memoria)- decidió apostar, buscando confeccionar una plantilla potente para colocar a Santa Cruz en la ACB. El Canarias ya estaba allí y de manera brillante.

 
Resultó este combinado de veteranos ilustres, jóvenes procedentes de clubs de élite, además de la inevitable representación del baloncesto isleño… ¡Qué lejos esos tiempos en los que siempre aparecía más de un jugador tinerfeño en los equipos punteros de la isla!
 
Entre los mayores, Jose M. Beirán (15) y Juan Fermosell (9), bregados en la máxima categoría. El primero era la joya del equipo, medalla olímpica y metralleta anotadora desde larguísima distancia; pero, sobre todo, un fenómeno como persona y muy comprometido con el proyecto. El buenazo de Fermosell era un cinco con garantías, que permitía fichar a un americano exterior, experimento poco frecuente entonces y menos aún en 1ª B.
 
Dos de los jóvenes talentosos se habían formado en la base del Real Madrid. Andrés Valdivieso (6) era un cuatro que podía jugar en cualquier sitio, mucha intensidad y buena mano. Le tocó fajarse con todos los interiores yanquis de la categoría. Paco Martín (10) ya apuntaba lo gran tirador que luego llegó a ser. El tercero de los pibitos provenía del junior de La Penya. Xavi Herrera (11) sobresalió como base de mucha potencia y rápido como él solo.
 
Y luego los de aquí. Además del que les habla, con Wen Perdomo (13) y Pedro Ramos (12), formábamos un trío clásico del Náutico de los 80, junto a los que seguí jugando hasta la retirada.
 
Se formó un grupo de nacionales realmente cojonudo en todos los sentidos, que se completó con dos americanos diametralmente opuestos. Bill Varner (14) era un máquina. Anotaba de dentro, de fuera, defendía, reboteaba…. Hacía de todo desde su posición de 3 y fue una de las figuras de la liga. Tenía una mentalidad muy europea; educado, siempre sonriente, le gustaba el jamón, el vino, el marisco… muy buen tío. Siguió jugando muchos años en la ACB con su pasaporte belga. Wally West (7) era un tipo extraño. Buen jugador, que nunca llegó a integrarse en el equipo.
 
Tenía la costumbre de tratar de resolver individualmente los finales complicados, cuando había otras opciones con más posibilidades de éxito.
 
El cuadro técnico lo encabezaba Moncho Monsalve. ¡Chiquito crack!. Los entrenamientos eran un clinic diario. Nunca hubo tanta gente en una grada entre semana. Hacíamos los ejercicios y él los iba explicando a los asistentes. Con Moncho podía pasar cualquier cosa y nunca te aburrías. Como ayudantes, el gran Paco Apeles (que no está en la foto) y Alejandro Martínez, en el año (creo) que empezó su carrera como entrenador… ¡¡quién lo iba a decir!! ¡carrerón!. El preparador físico, Andrés Mateo, que repartió su maestría entre el baloncesto y la lucha canaria.
 
Hicimos una buena temporada, en un torneo con un montón de gallos y en el que fue difícil estar arriba. Al final, los dos primeros, el Clesa Ferrol de Schlegel-Lavodrama, y el Askatuak de Berwald-Jeelani, ascendieron deportivamente, y otros seis, Gran Canaria (entonces Toshiba Las Palmas), Valvi Girona, Valencia, Breogán, Mayoral (de Smith&Smith) y nosotros, subimos en los despachos. Se vendía cara la victoria en esa categoría y hubo mucha igualdad…. Pero se logró el objetivo. Gran año.