«Virtudes teologales», comentario de Cristo Hernández sobre el Canarias-Gipuzkoa

la bombilla

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SECCIÓN: La bombilla

AUTOR: Cristo Hernández

TÍTULO: Virtudes teologales

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En sus clases radiofónicas durante los partidos de la selección española, el maestro Monsalve llamaba siempre la atención sobre las tres virtudes teologales de este juego: rebotes, pérdidas de balón y tiros libres. El baloncesto es un deporte donde, por lo general, estadísticas y resultados suelen ir de la mano: un resultado favorable suele venir acompañado de una digna estadística.

Nosotros hemos llegado a la conclusión de que el objetivo de este juego es mantener la posesión del balón el mayor tiempo posible y, si puede ser, en campo contrario para cobrar el mayor número de canastas. De ahí que la agresividad defensiva sea el pilar primordial de este juego entre hombres altos.

Habría que incluir en las estadísticas el tiempo de posesión del balón de cada equipo durante los cuarenta minutos y valorar si se corresponde con el resultado final. ¿Gana el equipo que tiene más tiempo el balón en su poder? ¿Es más efectivo un sistema ofensivo de correr y tirar (run and gun) o quizás lo sea el tiqui-taca de un ataque prudente que apura las posesiones hasta el límite permitido? No hay nada demostrado.

El baloncesto es, por naturaleza, uno de los deportes donde todo es mensurable, es un juego estadístico. Pero al mismo tiempo es una disciplina plagada de intangibles asociados al devenir de un partido, que convierten al deporte de la canasta en una de las atracciones más emocionantes a las que se puede asistir en esa feria de las vanidades que es el deporte profesional.

Partidos como el que enfrentaron el sábado pasado al Iberostar Tenerife y al Retabet Gipuzcoa demuestran que la estadística es importante pero que también existe la vida más allá de los números y de los porcentajes. Los tinerfeños (85) valoraron mejor en su conjunto que los guipuzcoanos (73), pero perdieron.

El partido era un partido trampa. Los vascos venían a la isla sin haber cosechado un solo triunfo en toda la temporada. Por su parte, los locales no terminaban de cuajar buenas actuaciones en su feudo, perdiendo partidos con rivales que supuestamente estarán luchando por buscar acomodo en la mitad inferior de la tabla clasificatoria. Los intangibles estaban servidos.

Porfirio Pisac, entrenador visitante, sabía que la victoria pasaba por cortarles las alas en ataque al equipo de Txus Vidorreta y lo logró con una propuesta de defensas alternativas que ralentizó el juego de los aurinegros que no fueron capaces de solventar las dudas sobre el juego estático que ya se habían planteado en el partido anterior frente al CAI Zaragoza.

El tiqui-taca no va con los nuestros. Los mejores momentos se vivieron cuando el equipo defendió fuerte y corrió, cuando las señas de identidad de un grupo luchador y rápido se hicieron visibles sobre el parqué.

Los aurinegros comenzaron dominando y se mantuvieron en cabeza mientras funcionó el tiro exterior. Se echaba de menos algo más de movida bajo los aros donde los visitantes dominaban con un Travis Wear entonado y un David Doblas siempre incisivo.

No obstante, Javier Beirán terminaría capturando trece rebotes (la mitad en ataque) y se convertiría una jornada más en el catalizador del juego aurinegro bajo los tableros, donde Sekulic sumaría siete para colocarse por delante del mítico Eddie Philips en la historia del CB Canarias.

Se llegó al final de la primera mitad con ventaja visitante (36-42). Mientras el Papá Noel de la Peña San Benito repartía golosinas, comentábamos entre bastidores que el Canarias gana cuando está cerca de los 20 puntos por cuarto. En el tercero acertamos por exceso. En el cuarto, por defecto.

En el tercero, el equipo remontó gracias al arrojo defensivo y a una nueva racha de aciertos desde el 6,75 encabezada por Abromaitis (máximo encestador con 17 puntos). Por el camino, no obstante, se iban fallando tiros libres que podrían ser decisivos en los instantes finales.

Como así se confirmó en el epílogo. Demasiados fallos para un tiro franco que se hace sin oposición. El maestro Monsalve tenía razón: un 48% es muy poco bagaje para responder a un Retabet que defendía en las fronteras de lo ilegal con el beneplácito, algunas veces, del trío arbitral.

Sin embargo, no justifica una derrota que los canarios merecieron por la falta de actitud y serenidad en los momentos finales donde se dieron muchas facilidades a un equipo malherido que venía a sacarse la espina en un feudo donde ya había ganado el curso pasado. Según la teología católica tres son las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Y el pasado sábado pecamos de un exceso de caridad.

¡Vamos Canarias!