«NICOtina», artículo de Cristo Hernández en «La Bombilla»

la bombilla.

SECCIÓN: La bombilla
AUTOR: Cristo Hernández

TÍTULAR: NICOtina

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«En las cajas de cigarrillos se advierte de las consecuencias nocivas que tiene el tabaco para la salud de sus consumidores. Aún así los fumadores se apresuran, si cabe con mayores ganas, a comprar el objeto de sus desvelos como si la vida les fuera en ello.

Y por San Judas Nicoteo que es así porque el cáncer de pulmón sigue estando entre las patologías oncológicas que más vidas siegan por metro cuadrado a lo largo del año.

Todo el mundo lo sabe, los gobiernos lo permiten y a la vista del fumador está la etiqueta recordándoselo en cada calada. Pero ni unos ni otros hacen nada por erradicar los efectos de esta droga legal de los estudios estadísticos sobre salud humana.

Nuestra droga ha sido siempre el deporte y, para más señas, el baloncesto. Lo practicamos de vez en cuando (en “modo pachanguita”) con otros “fiebres ilustres” de la canasta y nos gusta disfrutar del espectáculo por televisión. Esperamos los fines de semana como agua de mayo para ver lo que hace el representativo en nuestro pabellón o en su visita al rival de turno.

Hemos mamado el baloncesto por pura ósmosis a lo largo de nuestra vida e, incluso, nos atrevemos a opinar de vez en cuando. Porque llevamos el veneno en la sangre y de alguna manera hay que echarlo fuera para no terminar engrosando las filas de esa particular morgue del deporte que es el fanatismo.

El partido celebrado en el Santiago Martín este domingo entre los nuestros y el CAI Zaragoza fue un choque de vaivenes y dependencias (con final feliz) que se materializaron en una nueva victoria (82-78) en la que podríamos denominar Nueva Era Vidorreta.

Por encima de todo destacó el gran partido realizado por Nicolás Richotti que se erigió de nuevo en el gran héroe de la Hamburguesa demostrando una vez más su desparpajo ofensivo y su capacidad anotadora con 33 puntos y ocho triples que suponen un record personal y también en la historia del CB Canarias más allá de la línea de 6,75.

Sin embargo, las dependencias de los héroes a veces esconden debilidades en el seno de los grupos de que forman parte. El ejército griego de la Iliada homérica no era el mismo en la ausencia de Aquiles, el de los pies ligeros, un epíteto que bien podría aplicarse también al joven escolta argentino.

Sin ánimos de quitar méritos ni añadir polémicas a la victoria de los aurinegros, a veces el equipo adolece de un exceso de Nicotina, una peligrosa dependencia de Nicolás Richotti, especialmente en situaciones de 5×5 donde el Iberostar Tenerife hoy se mostró falto de recursos para superar la defensa en zona planteada por Casadevall ya desde el salto inicial.

Los 1×1 de Nico sí dieron sus frutos esta vez ante los maños. Además de ese 8/11 histórico desde las fronteras del triple, sus penetraciones también encontraban respuesta en el marcador local. Pero es esta “Nicodependencia” un arma de doble filo de la que el equipo no debe abusar si quiere seguir ascendiendo en el escalafón de la tabla clasificatoria donde ya aspira a puestos de mérito.

Los tinerfeños volvieron a mostrar de nuevo ante su parroquia esa doble cara de coraje e indolencia defensiva. El grupo se activa y desactiva constantemente en defensa y le falta cierta continuidad para cerrar los partidos mucho antes de esos minutos finales en los que los intangibles deportivos juegan un papel fundamental.

Hoy estuvieron a nuestro favor gracias a la inspiración de Richotti y a una secuencia de rebotes ofensivos que cayeron siempre de nuestro lado, permitieron alargar las posesiones y disfrutar de un epílogo más tranquilo de lo acostumbrado por estos lares.

A pesar de estos altibajos, el equipo parece haber entrado en una buena racha de juego que también se está materializando por fin en victorias, sobre todo en el Santiago Martín que tradicionalmente se ha mostrado como un fortín inexpugnable. En las próximas jornadas conoceremos cuál es el verdadero chance de este equipo de cara a esa Copa del Rey a celebrar a finales de febrero en A Coruña.

¡Vamos Canarias!