Eddie Phillips: De estrella de la Liga ACB a vendedor de electrodomésticos en Estados Unidos

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El ex jugador del CajaCanarias Eddie Philips pide perdón por sus disparos hace 26 años en Tenerife y espera volver a España

 

Se retiró como jugador en 1995 con un equipo filipino para retornar a Alabama, donde montó un negocio. Explica su actitud en el grave incidente con reyerta en un local de ocio en el sur tinerfeño

 

Artículo firmado por: Imbello

Hace casi 26 años, el ‘rey’ de la Liga ACB con un equipo modesto como el CajaCanarias, Eddie Philips, en compañía de Mike Harper, un hiper intimidador y taponador bajo los tableros de la liga nacional, conmovió al mundo cestista con una noticia de sucesos. Varios tiros a una cristalera del Pub Bobby’s  Bar en la zona de Las Verónicas, en Playa de las Américas (Sur de Tenerife), determinaron la detención del ala-pívot de Alabama y su pase a un calabozo de la Policía local de Granadilla de Abona. Fue la madrugada del 30 de septiembre de 1987. Una turista británica que estaba tomando unas copas, recibió un impacto colateral de estos balazos. Eddie nunca dijo que lo que había pasado a nivel público.

Ahora revela en ‘Gigantes del Baasket’ que “creí que nos iban a matar” cuando en este bar de copas celebraba su 26 cumpleaños junto a Mike Harper. Alguien le tiró un vaso de agua, hubo celos por varias féminas y se armó una gorda, que acabó en reyerta. Ante el miedo de que la seguridad del local empleara bates de béisbol, se esgrimió una pistola, sin licencia en España.

Recuerdo que fuentes cercanas al caso me dijeron que se había logrado invalidar las pruebas de la fuerza actuante en el pub por un error en la cadena de custodia, con lo que quedaban invalidadas, lo que podía ser argumento de defensa para la estrella del CajaCanarias.

El CajaCanarias pagó la fianza de 2 millones de pesetas. Pepe Cabrera, en aquel entonces general manager, sacó el dinero de una sucursal de la misma entidad bancaria y patrocinadora del club, en una calle cercana al Palacio de Justicia de Granadilla de Abona, con muchos curiosos y aficionados, que querían ver a Philips salir esposado por la calle. La noticia la había adelantado Manuel Paniagua, en Radio Club Tenerife, y yo la fui a rematar para varios medios informativos.

En el número mensual de agosto en Gigantes, Javier Ortiz, de la web de la Liga ACB,  redacta un interesante artículo-reportaje de lo que pasó en aquel entonces y lo que es hoy de Eddie Philips, un cincuentón (cuenta con 51 años), que con 50 se graduó en la universidad de Alabama y se dedica a vender una línea de electrodomésticos. Calvo, y sin barba, Eddie poco cambió. Aparece en una foto actual junto a su esposa, Iris Ramona, con la que coincidí en el juzgado de Instrucción Número Dos de Granadilla hace esos 26 años, y su hija, Alexandra, que es un gran talento jugando al voleibol universitario.

Recuerdo que por aquel entonces, lo de los tiros de Eddie Philips en un pub de la zona de Las Américas dio que hablar y me llamaron de la revista ‘Gigantes del Basket’, del que yo era su colaborador-corresponsal en la isla desde 1985. Me fui como un rayo con mi cámara de fotos de carrete de negativo y 36 milímetros. Lo primero que hice fue ir a la cristalera con los balazos del pub inglés y todavía estaban las secuelas de los tiros con una pistola que Philips usó, al parecer sin licencia en España. Posteriormente me desplacé hacia los juzgados de Granadilla. Allí tomó la plaza y un buen plano de situación las cámaras de Televisión Española en Canarias (al que corresponde el reportaje de José Manuel Pitti y Paco Alvarez, que pueden ver en Imbello Films-Facebook). Estuve investigando en la sede judicial y vi a Mike Harper muy nervioso y un tanto agresivo con el que subscribe. También estaba la novia de Eddie, Iris Ramona. Hasta que llegó Pepe Cabrera con un gran sobre canelo con los dos millones de pesetas de la fianza. Los abogados José Domingo Gómez y Mario Zurita arreglaron todo para que se resolviera la situación personal de Philips con este pago de fianza y la personación apud acta los uno y 15 de cada mes hasta que se resolviese el caso con sentencia. Esto nunca ocurrió, porque Philips dejó Tenerife en 1988 y se marchó a Israel. Se retiraría en la liga filipina en 1995.

Philips saldría en libertad con vitores de ¡Canarias, Canarias!, ovacionado por los fans del equipo en Granadilla. Por último, me dirijí a la zona de calabozos de la Policía Municipal de Granadilla de Abona, a unos 500 metros del juzgado, donde Philips pasó la noche. Me dejaron sacar la foto de su interior y de la puerta de la celda, que era verde. Era la rúbrica a un buen reportaje, tanto de texto como gráfico que publiqué en ‘Gigantes del Basket’ y que este mes lo reproduce esta revista mensual, especializada en el deporte de la canasta.