El Burgos se dio un festín ante el AEK Atenas

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DIEGO ALMENDRESDIEGO ALMENDRES (EL CORREO DE BURGOS)

SAN PABLO 93
AEK ATENAS  76

San Pablo Burgos: Bassas (8), McFadden (12), Salvó (8), Clark (2), Lima (6) -quinteto inicial- Fitipaldo (10), Benite (23), Rivero (7), Apic (15), Barrera (-).

AEK Atenas: Langford (-), Jankovic (8), Kaklamanakis (-), Zisis (16), Grant (15) -quinteto inicial- Ray (6), Chalmers (8), Toliopoulos (-), Maciulis (11), Giannopoulos (8), Slaughter (2), Mavroedis (2).

Árbitros: Rosso (FRA), Sahin (ITA) y Tomasevic (SVK).

Eliminados: El visitante Jankovic (min. 38) y Zisis (min. 40).

Parciales: 24-13; 54-34 (descanso); 74-57 y 93-76 (final).

El San Pablo Burgos brilló con luz propia en una jornada decisiva para la suerte del Grupo B de la Champions League. Los locales arrollaron en la primera parte y aseguraron en el tramo final un average muy importante para resolver una clasificación que está muy cerca.

Anotar 54 puntos al descanso ante un equipo de la talla del AEK dice mucho del rendimiento ofrecido por el conjunto de Joan Peñarroya. Y dejar en 34 puntos al descanso a un equipo de la talla del AEK da aún más valor a su actuación.

Desde el comienzo se vio que el Coliseum podía disfrutar de una gran noche. Los griegos salieron a medio gas y la actividad defensiva permitió a los ayer morados lanzarse a campo abierto. Ni siquiera la carga de personales de Clark condicionó a los castellanos, cómodos en transición y sólidos en el rebote.

Todo salió bien, con Salvó como ejemplo del potencial de un equipo que cada vez ofrece un poco más. El catalán gana protagonismo a medida que avanza la temporada y a su energía en pista sumó un acierto exterior para firmar el 13-6.

El AEK debía engancharse al partido lo antes posible para sofocar la rebelión burgalesa, pero se encontró con el peor escenario al perder por lesión a Langford. Su principal referencia anotadora se retiró después de seis minutos y el San Pablo dio continuidad a la inercia ofensiva para alcanzar el 20-8.

Tal y como estaba el encuentro, la entrada en escena de Apic o Rivero sirvió para echar más leña al fuego. La lucha del serbio en la pintura consolidó la renta al final del primer cuarto (24-13) y el parcial de 10-2 de salida en el segundo convenció al San Pablo Burgos que era el momento de atar una victoria muy importante. El cubano se multiplicó, dio aún más ritmo y completó el arreón con un triple desde la esquina.

A 8:10 del descanso los anfitriones vencían por 34-15 y aún debía sumarse más gente a la fiesta. Benite pidió turno para brillar y lo hizo con un recital ofensivo (11 puntos en este periodo). El Miraflores no tardó en superar la barrera de los 20 puntos y con el 46-23 el AEK se agarró con las dos manos a Zisis, con tres faltas, para mantenerse en pista.

El histórico conjunto griego aún tenía cosas que decir, pero debía hacerlo cuanto antes porque partió con un 54-34 en contra y sin Langford. El primer paso fue subir la intensidad defensiva al máximo y Benite resolvió el puzle con cinco puntos consecutivos sanadores.

El San Pablo se atascó en ataque. Los amarillos, por su parte, se alimentaron de los puntos de Zisis y de los tiros libres. No fue suficiente para inquietar a un conjunto burgalés seguro con el 65-45 a 14 minutos del final.

Fue entonces cuando Ray lideró el primer intento de remontada del conjunto heleno y los morados respondieron con sangre fría. Los locales conectaron con Apic bajo los aros y el serbio, en su primer gran partido, siempre ofreció la solución adecuada para remar hasta la orilla del final de cuarto con el 74-57.

Hizo bien el conjunto de Peñarroya en contener los peligros de su rival. Un triple de Fitipaldo y dos tiros libres de Vega asentaron de nuevo la ventaja por encima de los 20 puntos con 7:15 por jugar. El juego ya no mostraba la fluidez de la primera mitad y todo avance era vital para evitar problemas.

Asegurado el triunfo, la prioridad era sellar el average particular y para ello era necesario vencer por más de ocho puntos. Por eso, al técnico burgalés no le gustó un pelo que el rival se acercara hasta el 81-70 con un parcial de 2-11 en un momento de pleno desconcierto en los dos lados de la pista.

Ese margen comprometió el objetivo y la tendencia favoreció a un AEK consciente de que era su momento para salvar los muebles. El acierto exterior de Giannopoulos hizo mucho daño y el rival vio la luz con el 85-76.

Fue entonces, cuando el sol más calentaba, cuando aparecieron la firmeza de Lima en la pintura y los puntos de McFadden desde el perímetro. El exterior puso el microondas en marcha y con dos triples consecutivos -el primero de pura inspiración- resolvió la papeleta. El San Pablo vivió otra noche feliz en Europa y da un paso clave para la clasificación.