Los tinerfeños mantienen la duda del escolta Nico Richotti, que apura la recuperación del esguince de tobillo que sufrió la última jornada. Los aurinegros se toparán con un rival que nada tiene que ver con el que ya superaron en el cruce de la primera vuelta (85-88).

 Los del Ramiro han introducido varios refuerzos en sus filas, amén de Guillén Rubio casi recién llegado entonces. La incorporación de Uros Slokar y la más próxima en el tiempo de Fede Van Lacke han cambiado la cara del grupo que dirige Txus Vidorreta, hasta el punto de haber ganado en tres de sus últimos cinco compromisos. A eso hay que añadirle la vuelta al equipo de Lucas Nogueira, tras su amago de irse a la NBA.

 El carácter de Van Lacke, cuya llegada ha espabilado de paso al resto de exteriores (Rabaeseda y Kuric atraviesan por el mejor momento de su temporada); el paso al frente de Andrés Miso; el oficio de Quino Colom en la dirección y la potente batería de interiores que finalmente han completado los estudiantiles en torno a su jugador más valorado, Dejan Ivanov (el búlgaro es alta con respecto al último partido, en el que estuvo ausente por el fallecimiento de su hermano) serán algunas de las armas a contrarrestar por parte del Iberostar Tenerife.  El conjunto insular espera contar con el respaldo de su gente para enterrar así una racha de siete derrotas ligueras consecutivas.