¿Se acuerdan de Richard «Scooter» Barry?

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FOTO: Barry, dialogando con Gustavo Aranzana, en el Tenerife CB

Barry «Scooter»:El orgullo y el listón alto de ser hijo de una leyenda

REPORTAJE DE JAVIER ORTIZ EN «ESPACIO ENDESA»

Debe ser gozoso y duro al mismo tiempo ser hijo de una leyenda. El padre de Richard «Scooter» Barry es Rick Barry, uno de los más grandes en la historia de la NBA que no necesita mucha presentación. Es curioso que sus cuatro hijos le saliesen también baloncestístas y tres de ellos –Jon, Brent y Drew–

Scooter, en los escasos meses que pasó en el Taugrés antes de su lesión (temporada 92-93)

acabasen en la NBA, aunque en papeles bastante secundarios. Nuestro «Scooter» fue el único que no lo logró, aunque al menos sí fue campeón de la NCAA con Kansas en 1988 y tuvo una extensa carrera europea, sobre todo en Alemania.

A Barry le tuvimos por aquí en tres momentos distintos. Al principio, ocupando plaza de extranjero en el Tau en la 92-93. Resultó bastante fallido por culpa de las lesiones y acabó siendo sustituido por Giorgi Glouckov, el pívot búlgaro que fue el primer europeo de formación no norteamericana en jugar en la NBA (me apunto que tengo que escribir de él). Imagino que en la decisión hubo también algo de estratégico, ya que Barry era un 1-2 de 1,88. Su balance fue de cinco partidos y 4,8 puntos de promedio.

Lanzando a canasta con el León (Foto: Diario de León).

Después, continuó alternando Alemania, donde pareció tener especial cartel, con otras ligas como la francesa y la italiana. Hasta que, doce años después dela experiencia en Vitoria, regresó a la ACB. Fue en la 2004-05 en Tenerife. El equipo canario buscaba refuerzos para evitar un descenso que no conseguiría eludir. «Scooter» ya tenía el pasaporte comunitario por su matrimonio con una alemana. En este caso fueron 15 partidos y tampoco alcanzó buenos dígitos (48 puntos en total…).

Su tercer momento español fue la campaña siguiente en el León, en LEB Oro, y tampoco fue redondo. De nuevo alrededor de los 5 puntos de promedio y sin ascenso, que era el objetivo del equipo. Lo más terrible de aquel año fue la pelea interracial en la que se vio envuelto en el vestuario: él y Mike Higgins contra Lamont Barnes y Silas Mills.

Ahora, con su mujer y sus dos hijos.

Barry prefiere mirar ahora todo en positivo. «En Vitoria fue el inicio de mi carrera y estaba encantado de ser parte de un equipo con una tremenda afición e historia. Me entristeció mucho romperme la pierna antes de demostrar cómo podía jugar en la ACB. Mis mejores recuerdos son de los compañeros y amigos que me ayudaron en la lesión, como Joe Arlauckas, Rudy Keys, Ramón Rivas, Marcelo Nicola, Chicho, Pablo Laso y el resto. Era un equipo que podía competir con los mejores en Europa», me escribe.

Terminó de jugar a los 40 años y volvió a California. «Conocía a mi mujer en Alemania y tenemos una hija (9 años) y un hijo (6) que nos tienen bastante ocupados. Acabo de empezar un nuevo trabajo para una compañía de software dentro de su desarrollo de negocios y contabilidad. Es la segunda mitad de mi vida, estoy emocionando ante los nuevos desafíos», cuenta.

De fondo, siempre el gran Ricky, que llegó a visitarle en León. «Estoy orgulloso de que mi padre fuese elegido entre los 50 mejores jugadores de la NBA –en la votación que se hizo en 1996– Era un fiero competidor y un jugador inteligente que hizo mucho más que anotar puntos. Puso el listón muy alto para mis hermanos y para mí, pero los cuatro disfrutamos con nuestras carreras profesionales, algo que nunca había pasado. Me gustaría que hubiese dado algo más de altura, pero no me arrepiento de ninguna de mis experiencias profesionales porque me han aportado mucho para lo que soy hoy», concluye.

Un comentario en «¿Se acuerdan de Richard «Scooter» Barry?»

  • el 19/11/2013 a las 22:39
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    Un jugador bastante mediocre, en una temporada nefasta, con muchos jugadores tocándose las narices y pasando de todo sin nadie que les pusiese los puntos sobre las íes. Siempre he dicho que para descender hay que hacerlo rematadamente mal. Pues bien, ese año (el principio del fin) conseguimos hacerlo.

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