Va en el sueldo de los entrenadores

Esta mañana fui a la rueda de prensa ofrecida por Alejandro Martínez, entrenador del Socas Canarias, que estuvo acompañado en su comparecencia por el jugador Richy Guillén. En el transcurso de la misma le formulé la siguiente pregunta: Cuando situó al Socas Canarias en el liderato, con cinco victorias, se dijo que usted debería estar en un banquillo de los grandes equipos; ahora, con tres derrotas consecutivas, esas mismas voces dicen que los rivales saben sus dos sistemas y que en otros equipos ya lo hubiesen «cortado». ¿Va eso incluido en el sueldo?

Su respuesta estuvo al nivel irónico que caracteriza a Alejandro y que yo aplaudo: «Sólo hago caso a lo que me dice mi madre», para añadir de inmediato: «Y lo que diga mi presidente».

Nadie debe sorprenderse de las opiniones contradictorias de un día para otro. Porque en el deporte la vara de medir depende de los triunfos y las derrotas. Y si no que se lo pregunten al señor Pelegrini, técnico del Real Madrid, condenado a los leones cuando tiene a su equipo a un punto del líder Barça. Aunque no hace falta ir tan lejos, ahí tenemos a José Luis Oltra, entrenador de nuestro CD Tenerife, llevado a la gloria por el ascenso y cuestionado ahora en Primera División a pesar de tener una plantilla muy justita para esta categoría.

Yo entiendo a Alejandro Martínez, a Iván Déniz y a Rafa Sanz, los entrenadores de los equipos de esta provincia en la Adecco-Oro cuando se machacan cada día en sus sesiones de trabajo y, dependiendo del resultado del viernes, son elevados a los altares si ganas o condenados si perdes. Creo que, en efecto, eso va en el sueldo. Lo simpático es que las palmaditas en la espalda son todas cuando llegan los éxitos, pero las críticas destructivas se hacen en los foros y bajo pseudónimo. Es la grandeza del deporte. Por eso ni hay que tener en consideración los elogios tras el triunfo ni caer en una depresión cuando lees auténticas tonterías tras una, dos, tres, cuatro y hasta cinco derrotas. ¿O nos hemos olvidado ya de los que pedían a gritos la destitución de Iván Déniz?…

Lo único que en verdad importa es estar satisfecho con el trabajo diaro y saber que, tarde o temprano, la Liga pone a cada uno en su sitio. De ahí el aplauso a los presidentes y directores técnicos de los clubes que, a pesar de las presiones, y basándose en el conocimiento del quehacer diario de sus profesionales, conservan la calma en los momentos críticos y actúan con serenidad cuando los elogios llegan de todos los lados.