Artículo en «Al contraataque» sobre el árbitro Mitjana

 

«La ACB quedará huérfana de uno de sus referentes. Despido traumático. Joan Carles Mitjana era el icono arbitral de la ACB. Comenzó a arbitrar en la temporada 1984-85. A la temporada siguiente ya podía participar en el arbitraje de competiciones internacionales. Amplio conocedor de la evolución del baloncesto hasta nuestros días. 28 temporadas consecutivas, más de 800 partidos a sus espaldas. Se irá con 51 años, su marcha podría haberse producido de otra forma y enfocado desde otro fondo. Se le despidió por correo electrónico, con un PDF junto a otros tres árbitros, Amorós, De la Maza y Redondo. Sólo uno seguirá arbitrando, Redondo, los otros dos se han integrado en el Departamento de Arbitraje, tal como pudieron comprobar los entrenadores la semana pasada. Mitjana sin embargo se irá por la puerta de atrás. El fin justificaba los medios. No en vano Mitjana se le consideró como el líder de los elementos extraños situado en el lado oscuro del poder. Liquidarlo como fuese posible.

Cadáver en la cuneta de la carretera. Como muchos caídos en la historia del baloncesto español. Todos le han traicionado, desde la ACB a la que Portela agradeció su ayuda cuando Mitjana apoyó a la Euroliga arriesgándose a una sanción por parte de FIBA Europa de inhabilitación por arbitrar en una competición no reconocida. Mitjana creía en una nueva forma de hacer las cosas. La profesionalización del baloncesto. Decía él que en “Europa había una obsesión por despreciar la experiencia”. Tenía 51 años pero predicaba una ideología renovadora del baloncesto. Firme defensor de un criterio arbitral que promoviese el espectáculo. Mitjana no era partidario de la reforma de las normas sino que simplemente con una nueva interpretación en el criterio de arbitraje se podían solucionar muchas problemáticas. Mitjana tomaba como ejemplo en este sentido de la NBA.

A Mitjana , a diferencia de lo que piensen los aficionados, no se le condena por su talento arbitral. Cada aficionado puede considerar subjetivamente su valía. Sin embargo el aficionado no es consciente que en el baloncesto una persona no arbitra en función de lo que mira sino en función del criterio que le impone su superior. Desde aquí desgranamos el decálogo del criterio arbitral impuesto por Mateo Ramos, el director técnico de arbitraje. Con Ramos Mitjana tuvo varios enfrentamientos ideológicos. Ramos impuso la gota malaya al árbitro catalán. Alejándolo paulatinamente de los grandes encuentros por disputar. Mitjana, en Barcelona, en su ciudad natal, no fue nombrado como árbitro en la última Copa del Rey. Hacia mucho tiempo que no se celebraba la Copa en Barcelona. Ramos se defendió argumentando su precario estado físico.  Se difundió soezmente dentro del colectivo el famoso concepto “las tetas de Mitjana” ,desconociendo un servidor si habían videos de por medio para justificar la decisión, cuando lo realmente preocupante era el concepto de “los pasos de Mateo” cambiados a mitad de temporada por aclamación popular en la ACB.

A Mitjana todos le han traicionado. Se dice internamente que jugó muy mal sus cartas para sus aspiraciones políticas. Que no nos embauquen, el verdadero pecado de Mitjana fue defender una causa perdida. Todo defensor de una esperanza acaba liquidado. Y de la peor de las maneras. La ACB le traicionó, Portela el primero de ellos; el Barça calló y otorgó, aunque se escude en la redacción de un escrito de protesta que acabó siendo estéril, podemos decir que también le traicionó Querejeta, simplemente con no  mover un dedo en la matanza. También le traicionó la prensa catalana por sus silencios. Sólo un periodista se atrevió a enlazar el despido por PDF publicado en estas líneas, Julián Felipo, al día siguiente en Mundo Deportivo.  Jordi Robirosa en TV3, consciente que el ente público estaba pendiente de la renovación del contrato televisivo, hizo un comentario de 30 segundos en el primer partido televisado del Barça en pretemporada. También le han traicionado sus compañeros, todos opositando para ser un caballero del honor, como Pérez Pizarro o Redondo. Todos callados ante el crimen. Cómplices del asesinato.

Mitjana también estaba mal visto en Madrid. El árbitro, excelente relaciones públicas, osó en descalificar a Felipe Reyes en un partido de Supercopa ACB en el 2007 en el Bilbao Arena. Reyes de fondó sacó el balón con la intención de agredir a Splitter en los testículos. Mitjana lo vió. Las cámaras revelaron que el balón fue directo al vientre. Error de puntería simplemente. Los txistularis declararon la guerra a Mitjana. Felipe Reyes era considerado el plato fuerte del Txistu. Era intocable. Comenzó la campaña de desprestigio. Poco importara que Felipe Reyes y Mitjana guardaran una excelente relación y que el jugador, ya en frío comprendiera el motivo. Era lo menos importante. Entonces Mitjana era el árbitro catalán y para colmo del Barça. Un hecho no demostrado.

A Mitjana se le condenó por guardar excelentes relaciones con Barça y Baskonia. El criterio arbitral no penaliza que el Director de Arbitraje, García Chápuli, fuese ex Director de la sección de baloncesto del Real Madrid. Y renovado a espaldas de los clubes con nocturnidad y alevosía. Tampoco ha importado que Mateo Ramos fuese madrileño y con conexiones con el Estudiantes. Tampoco ha importado que Juan Carlos Sánchez, uno de los autores intelectuales, reconociera públicamente que se ponía en contacto con los árbitros, un hecho terminantemente prohibido por la normativa ACB. Se ejecutó a Mitjana por aspiraciones políticas y por una mera especulación sin fundamento. No se le ejecutó por su talento deteriorado por la edad sino por su talante político. Más cuando priorizó progresar en el Departamento de Arbitraje de la Euroliga. Alinearse con Jordi Bertomeu, el rey de bastos de la baraja del baloncesto español.

Mitjana y sus famosas “tetas” pasarán a formar parte de la historia negra de la ACB. Capítulos exentos de la diplomacía como del tratado de las buenas maneras de la ACB. Quedó demostrado que los despidos por PDF sólo tenían el fin de liquidarlo bien por lo civil o lo criminal. Mitjana ya no estará pero el problema arbitral seguirá sin resolverse. El no era el problema y todos lo saben.  El colectivo arbitral será menos libre que antes. Por mucho que se despida al árbitro la oposición seguirá existiendo. El problema no es cuestión de la mirada arbitral sino del criterio de quién los dirige. El aficionado y los profesionales de baloncesto serán los que tengan la última palabra. Más de 800 partidos a sus espaldas para marcharse por la puerta de atrás. Vivir juntos, morir sólo. Mitjana ya lo ha experimentado.  Allá donde esté, tanto en la Euroliga como en la Federació Catalana de Bàsquet, desearle que siga luchando por esa causa perdida.

EL CONTRAATAQUE