Jacobo Díaz, el tinerfeño que sueña con vestir de aurinegro

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«El Canarias es el equipo de mi tierra y ojalá pudiera jugar en él»

Dio por finalizada su etapa universitaria con la capitanía y varias distinciones en el Indiana University of Pensylvania

REPORTAJE DE DAVID HERNÁNDEZ (EL DÍA).-

Como buen ala pívot está preparado para dar el salto, en este caso no tendrá como cometido capturar un rebote, taponar o hacer un mate. Jacobo Díaz Alejano (23/07/1996), conocido en los parqués como Cobo, madrileño de nacimiento y tinerfeño de adopción, firmará en los próximos meses un contrato fuera de la NCAA. El final de su etapa universitaria -realizó y superó un doble grado de Económicas y Bussiness Internacional- pone fin a su etapa en el Indiana University of Pensylvania (IUP), club en el que firmó números que le garantizan cumplir sueños. El que fuera jugador de Santa Cruz y Unelco no desecha la posibilidad de jugar en el representativo tinerfeño, el Iberostar Tenerife.

«Este ultimo año universitario ha sido muy bueno, tanto académicamente como deportivamente. A nivel individual he conseguido muchos reconocimientos personales y de equipo, porque hemos ganado la Liga Regular y la Conferencia. Luego, una vez que hemos llegado al torneo de March Madness, ya es muy complicado continuar, porque perder un partido supone estar eliminado. Han sido cuatro años de progreso positivo y en los que me han ayudado mucho tanto el entrenador como mis compañeros», reconoce Jacobo Díaz a El Día.

Pese a la cantidad de reconocimientos y distinciones que ha recibido en el curso de despedida, no considera que se trate de una eclosión, y sí de «una dinámica ascendente» en la que terminó aportando en «más facetas del juego. He podido ser capitán del equipo y eso, además de ser una oportunidad, te da una responsabilidad mayor. Se trata de un proceso formativo y de ayuda a los freshman -nuevos integrantes-, y a los jugadores que sólo han estado en el equipo un año. Todo eso me ha hecho mejor«, asume.

En su futuro más inmediato y ya refiriéndose a la campaña 2019/2020, espera enrolarse en un proyecto profesional, «a ser posible en Europa. La ACB sería un sueño. Es la segunda mejor liga del mundo, tiene jugadores muy reconocidos y la exigencia es muy alta; sería increíble y un reto jugar en ella. Si tuviera la oportunidad, daría el cien por cien», indica con respecto a sus metas.

Según revela el interior, no sería un problema para él el cambio de estilo de juego: «Podría adaptarme perfectamente porque mis raíces en el baloncesto son europeas«. Por otra parte, Cobo asume que jugar en el Iberostar Tenerife le haría especial ilusión. «El Canarias es el equipo de mi tierra, y ojalá pudiera jugar en él. Ya he representado a Tenerife en Pennsylvania y, ahora, sería muy bonito poder jugar en mi casa», sentencia Díaz, jugador que dio sus primeros pasos con entrenadores como Guillermo García y Cuco Jerez.

Jacobo, que ya ha recibido «alguna invitación» de equipos americano, apela a lo «largo» que es el verano. «Las ligas no han terminado en España, así que, por el momento, está todo muy tranquilo», reconoce en referencia a un interés que espera por despertar en el baloncesto europeo.

Un tinerfeño con raíces madrileñas espera no tener que emigrar fuera de su país -o archipiélago- para seguir anotando.

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Premios individuales como resultado de lo colectivo

Por la puerta grande. Así se despidió Jacobo Díaz de la segunda división universitaria NCAA. El ala-pívot, que logró el campeonato liguero con el IUP, hizo un doble doble -17 puntos y 14 rebotes- en el último encuentro como universitario. Precisamente, su sobresaliente actuación tuvo lugar en el All-Stars, cita para la que quedó seleccionado después de sus números con el Pensylvania.

Además, Cobo estuvo seleccionado en el primer equipo de la NCAA División II. «Las distinciones vienen gracias al entrenador, que te pone en situaciones de éxito y de tus compañeros, que son los que al final te ayudan. Cuando todo termina, ellos no se llevan ese reconocimiento, pero son los que te ayudan a conseguir esas distinciones. Son distinciones individuales, pero que tienen detrás también el trabajo del equipo», concluye.