Ella significa ¡peligro!

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Australia cuenta con una selección que deleita con su juego. Defiende muy intenso, corre la cancha y en ataque casi siempre tiene como referencia a una gigante de 203 centímetros que juego a esto como los ángeles. Su altura no le impide subir el balón, tener una tremenda movilidad dentro de la  zona, pasar bien, asistir cuando no ve clara la opción de tiro (casi siempre la tiene y acierta)…

Es la MVP del Mundial Femenino de Tenerife y responde al nombre de LIZ CAMBAGE. Se presenta como la jugadora más peligrosa para España en esta lucha por meterse en la gran final de mañana. 

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Una grande dentro y fuera de las canchas. Una chica con cara de niña buena, siempre sonriendo y buscando las cosas positivas del baloncesto. 

Esto escribe de ella el periodista de La Razón Mariano Ruiz Díez:

Liz Cambage amenaza a España

La pívot australiana es la mejor jugadora del torneo. Trabajo extra en la semifinal para Nicholls, Ndour y Gil

«Los centímetros de China tampoco pudieron frenar en cuartos de final a la gigante Liz Cambage. La pívot australiana (2,03 y 98 kilos, 18-8-1991, Londres) ratificó ante las asiáticas su soberbio torneo de la primera fase. Laura Nicholls, Astou Ndour y Laura Gil tendrán hoy trabajo extra para frenar a la que es de forma indiscutible la mejor jugadora del campeonato.

La pívot de las Opals (2,03 y 98 kilos) manejó a su antojo los partidos ante Nigeria, Argentina y Turquía. También ante China. Es la máxima anotadora del Mundial, la segunda mejor reboteadora y sus promedios (25,8 puntos, 8,5 rebotes, 2,5 asistencias y 2 tapones) son asombrosos al comprobar que sólo ha estado 20:30 minutos por partido en pista. Sus porcentajes ratifican su dominio: 69 por ciento en tiros de dos y 70 por ciento en libres. Cambage asusta, pero va mucho más allá de los números.

De padre nigeriano y madre “aussie”, nació en el Reino Unido. La separación de sus padres con tres meses terminó con ella y su madre en las Antípodas. Desde muy pequeña su tamaño llamó la atención. Sus compañeras de la escuela la hicieron la vida imposible hasta que su madre decidió apuntarla a baloncesto y acabaron las burlas. El potencial que demostraba en las categorías inferiores de su selección no pasó desapercibida para la NBA femenina. En 2011 fue seleccionada en el draft con el número dos por la Tulsa Schock, pero su llegada a Estados Unidos fue de todo menos cómoda. Jugó un año, fue incluida en el mejor quinteto de novatas, ganó el bronce en los Juegos de Londres, pero descubrió el racismo y los bajos salarios. Poco antes de iniciar su segunda temporada decidió no regresar a Oklahoma y cogió un vuelo a China. De un sueldo que no alcanzaba los 100.000 dólares pasó a cobrar medio millón en Asia y se convirtió en una estrella.

En 2013 decidió regresar a Estados Unidos, pero su situación personal no mejoró. Lesiones, depresión, ansiedad, problemas con el alcohol…Acabó la temporada y ya no volvió hasta este verano en el que se ha convertido en una de las estrellas de la Liga con las Dallas Wings, aunque su salario apenas supera los 100.000 dólares. Ha formado parte del quinteto ideal y, como sucede en el Mundial, ha sido la mejor anotadora (23 puntos por partido) y la segunda mejor reboteadora (9,7). En el arranque de la Liga vivió su mejor momento. Batió el récord de anotación en un partido con 53 puntos ante las Liberty de Nueva York. Fue la mayor exhibición individual en la historia de la competición. Además aportó 10 rebotes y cinco tapones. Vivió una racha de diez partidos con más de 30 puntos de media y se convirtió en la gran estrella de la WNBA. Eso la animó a alzar la voz en sus reivindicaciones: “Conocí el racismo al llegar a Estados Unidos” o “Las jugadoras de la WNBA cobramos menos que los árbitros de la NBA y el salario de todo mi equipo es inferior al del peor jugador de la NBA”.

En el Mundial, esta pívot que se define en su perfil de Twitter como jugadora, dj y diseñadora de moda, se está reivindicando en la cancha. Defensivamente intimida como nadie y en ataque su imponente físico engaña. Es hábil, sabe leer el juego, tiene buen lanzamiento exterior, es buena pasadora y en la zona, hasta ahora, ha sido indefendible. Pero no es el único argumento de las australianas. Bec Allen, con 10,8 puntos por partido, es su máxima anotadora y la líder exterior. Australia tiene el segundo mejor ataque del torneo (85,8 puntos por partido), el mejor porcentaje de tiros de campo (por encima del 50 por ciento), sólo Estados Unidos rebotea más y es el equipo más taponador del Mundial.