Llevando la «fiebre amarilla» a las Fallas de Valencia

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Conchi Álvarez Arvelo, accionista/abonada/socia del CB Canarias, es una aficionada de las de «toda la vida». Junto a su marido Javier Cedrés son fijas en la grada azul del Santiago Martín, detrás del banquillo visitante, lugar en el que lucen las banderas de los países de cada jugador del Iberostar Tenerife. Así, cuando se les acerca Tim, White, Akognon o Tobey sacan la de Estados Unidos, tienen la polaca de Ponitka, la húngara de Allen, la griega de Vasileiadis y el coach Katsikaris, la senegalesa de Petit, así como la española de Rodrigo, Bassas, Vázquez, Beirán.

El pasado fin de semana doña Conchi cogió el avión y se trasladó a Valencia, donde estudia su hija Elena Cedrés Álvarez. Y, como era de esperar, aprovechó para ver jugar a su Canarias del alma en La Fonteta, donde coincidió con otros basketmaniakos, casos de Pancho y señora, así como con José Rafael Álvarez Cabrera, abonado aurinegro.

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Con Kostas Vasileiadis, a la salida del pabellón valenciano

Bandera morada de San Cristóbal de La Laguna y bufanda y camiseta aurinegra para «vender» La Laguna y equipo por todos los rincones de la ciudad del Turia, metida de lleno en sus Fallas.

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Y nos contó una anécdota desde tierras valencianas. «Estando en la Copa del Rey de Vitoria vimos a una aficionada del Valencia Basket que cada vez que un jugador del equipo rival iba a lanzar un tiro libre se ponía a decir: «La vas a falla, la vas a fallar». Un año después mi hija Elena reconoce a esta señora en el Gran Canaria Arena. Las casualidades de la vida hacen que también nos la encontramos en La Fonteta, donde le contamos la anécdota», nos contó Conchi. 

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A la izquierda, la señora del «Lo vas a fallar» y un aficionado con el corazón partido.

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Conchi fue entrevistada para Radio Valencia, junto al aficionado que le dijo tener el corazón dividido. «El chico y su pareja son profesores de música y trabajan en Tenerife. Llevan algunos años en nuestra tierra y son aficionados al baloncesto y al CB Canarias. Aprovecharon para disfrutar de las fiestas y ver el partido. Ya quedamos para vernos en el Santiago Martín», indicó la protagonista de la «vendedora de la fiebre amarilla» por las canchas y ciudades ACB.

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No desaprovechó la oportunidad de fotografiarse junto al Guachinche, bar en la capital de Valencia que regenta un tinerfeño de Puerto de la Cruz

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Y mientras ella se lo pasaba a lo grande pateando las cientos de monumentos que se quemaron el domingo y lunes, su marido Javi se quedó en Tenerife. Y es que no hay nada como estar jubilada.

 

Un comentario en «Llevando la «fiebre amarilla» a las Fallas de Valencia»

  • el 21/03/2018 a las 7:54
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    Los maridos de jubiladas aurinegras estamos hecho de otra pasta, raso si PASTA AURINEGRA

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