Carmelo Cruz y su paseo por «su» cancha de Anchieta
Sensación de tristeza es la que debió sentir en la mañana de hoy el siempre jugador de baloncesto CARMELO CRUZ FREIRE cuando volvió a pisar, ya sin zapatillas de juego, la que fuera emblemática cancha de Anchieta. Un irregular suelo de cemento es utilizado como estacionamiento.
El que fuera vestuario del equipo local, cerrado a cal y canto, cuando fue la casa de infinidad de jugadores/as que militaron en los equipos del Juventud Laguna, CB Canarias, Hespérides y con el paso de las décadas del CB Dos y Una, CB Aguere… conjuntos todos de la ciudad de Aguere, que compartían la pasión por el basket con el frío de La Laguna y el agua helada que salía por las duchas.
Carmelo, quien vistió las camisetas del CB Canarias y del CB Juventud Laguna, revivió aquellos llenos en las dos filas de gradas de cemento en uno de los laterales, y en la supletoria de cadera situada detrás de los banquillos. Sintió sus pisadas para contraatacar y hacer uso de su colosal tiro contra el tablero, su giro en la zona para sacar su gancho…
Y le dio pena al comprobar cómo en la actualidad la que fue cuna del baloncesto lagunero se ha convertido en un aparcamiento privado, quizás porque el Ayuntamiento de La Laguna jamás quiso adquirir la propiedad para convertirla en un eterno rincón del BA-LON-CES-TO, merecedor, incluso, se ser incluido dentro de los inmuebles patrimonio de la humanidad. Pasaron alcaldes y ninguno dio con la tecla para mantener viva un lugar tan emblemático.
Carmelo Cruz «vivía» los fines de semana en esta cancha situado frente a la Farmacia de Feria y próxima a la esquina del Bar Casa Mikaela, ahora regentada por su hijo Elías. Fátima, esposa del eterno número 11 del Canarias, nos decía hoy: «Mis hijos Fátima y Juanma prácticamente se criaron aquí; todos los fines de semana nos pasábamos horas y horas viendo jugar a Carmelo y a otros equipos de la base. Son momentos que siempre quedan en la mente», indicó.