El Cristo de La Laguna se encuentra desde la tarde de ayer en la Catedral. Ya está en marcha el Quinario y, sobre todo, ha llegado la semana grande de la vieja Aguere en lo que a fiestas se refiere. Siempre el 9 de septiembre es un día especial en la ciudad, pero, si además coincide con un fin de semana y el tiempo es tan poco estival como en este caso, puede que sean muchos (ocurrió este domingo) los que apuesten por un plan de tarde alternativo: ir a la plaza del Cristo a presenciar la salida de la Procesión del Traslado, palpar el ambiente, hacer planes para los días venideros (actos religiosos, actuaciones y exhibiciones pirotécnicas) y, en definitiva, dar un paseo por el casco junto al Crucificado Moreno.

Eso sí, esa meteorología enemistada con los más playeros casi da un susto, o quizá a los responsables de la Esclavitud se lo dio: marcaba la Aemet un 100% de posibilidades de precipitaciones en San Cristóbal de La Laguna entre las 18:00 y las 00:00 horas, aunque, a efectos prácticos, al desfile procesional solo le acabó suponiendo que su "decorado" fuese un cielo gris que dejó unas gotitas mínimas cuando ya el Cristo estaba en las proximidades de la Catedral.

Tras atravesar una plaza que en estos días huele a almendras garrapiñadas y se llena de autobares, la imagen tomó la calle Viana, regresó por Tabares de Cala y enfiló Quintín Benito, primero, y la extensa Juan de Vera después hacia su destino. La banda militar, los esclavos con sus trajes negros y sus velas, bastante público y algunas miradas de fe hacia la talla... El resultado fue que la Ciudad de los Adelantados se zambulló en su intrahistoria y volvió a dejar estampas de la solemnidad de estas celebraciones.

Ya fuera del ámbito devocional, a partir de las 21:00 horas estaba previsto el concierto de Jóvenes Cantadores, en la plaza del Cristo, así como el XXXVI Encuentro Coral Manuel Hernández Martín, en el teatro Leal. Les seguirán desde hoy una sucesión de actos durante toda la semana y el viernes será el día grande de la ciudad.