Momento de crisis para algunos, de un balance que a veces no es lo satisfactorio que se desearía, los 30 están siendo, en cambio, una fecha de celebración e ilusión renovada para un colectivo lagunero: el Grupo Scout Atamán. Esta organización nació en el curso 1987-1988 de la mano de varios amigos que ya habían pertenecido a otras asociaciones de este tipo y que estaban convencidos de los beneficios de la filosofía scout. Se acabaron animando, emprendieron el camino y... hasta hoy.

Evidentemente, el párrafo previo es solo la simplificación de una andadura con más avatares. Su sede quizá sea un buen ejemplo de ese esfuerzo: primero, el sótano del Orfeón La Paz; después, un local alquilado en la calle Santiago Cuadrado; más adelante, la adquisición de una vivienda casi en ruinas en el número 52 de la avenida Lucas Vega, en el barrio de San Benito, y, una vez que la economía se los permitió, la construcción de su local en aquel terreno, de lo que, además, ahora se cumplen diez años.

Quienes lo explican son Lali Estévez y Juan Carlos Rojas, coordinadora y presidente, respectivamente, de esta entidad. Ambos son también confundadores y conocen al detalle las dificultades y logros de este tiempo. "Cumplir años ya es una alegría, pero en nuestro caso también ha sido un reto importante llegar hasta aquí", expresa Estévez, que pone de relieve la labor del conjunto de voluntarios y familias que han formado parte del proyecto.

Pero... ¿qué es exactamente un grupo scout?, ¿qué hace? Según apuntan, el "escultismo" es un movimiento educativo que está orientado por adultos voluntarios. "Está basado en un método educativo propio y tiene como fin colaborar con la educación integral de cada persona en el modo de ser y manera de actuar, que incidan en una mejora real de su entorno y, en última instancia, en la construcción de un mundo mejor", añaden. Con unos orígenes vinculados al polifacético Baden-Powell, entre sus objetivos se encuentran: potenciar la capacidad crítica, el sentido de la libertad y la responsabilidad personal y colectiva. Y todo ello con la naturaleza como un elemento importante y con la educación en valores (educación para la paz, diálogo, escucha activa, empatía, resolución de conflictos...) como fin último del trabajo realizado.

Llevado a la práctica y al ámbito del Scout Atamán, lo anterior se traduce en algo más allá de excursiones y acampadas, que probablemente sean las vertientes más conocidas de estos grupos. En paralelo, los responsables del colectivo mencionan las actividades en la sede y en la ciudad, así como su presencia en actos que se desarrollan en el municipio: recogidas de juguetes, la Cabalgata de Reyes, las fiestas del Cristo... "También solemos celebrar públicamente días señalados como el del medio ambiente, el de la infancia...", agregan, y hacen mención a las citas internacionales, los denominados "Jamborees", grandes campamentos en los que participan unos 40.000 jóvenes de todo el mundo y que los ha llevado por países como Holanda, Chile, Tailandia o Japón.

"En este grupo nadie cobra dinero, sino en satisfacción personal", puntualiza Juan Carlos Rojas, que recuerda que el lema scout es "Ayudar a construir un mundo mejor". "A mí lo que me motiva son los niños", afirma Lali Estévez al ser preguntada por el impulso para haber logrado continuidad a lo largo de estas tres décadas al frente del grupo, que en la actualidad cuenta con unos 170 integrantes y que desde 1987 ha podido recibir a unas 1.500 familias. "El grupo se financia con las cuotas de los asociados, así como con rifas, loterías y ventorrillos en las principales fiestas", señalan, antes de precisar que no dependen de subvenciones públicas.

Cabe indicar que una de las particulares de los scouts es su organización por edades, con sus correspondientes denominaciones: castores (de 6 a 8 años), lobatos (de 8 a 11), scout (de 11 a 14), escultas (de 15 a 17) y rovers (de 17 a 21). Cada una de ellas cuenta con su espacio en la sede, que abre como local scout en horario de actividades, y como casa de la juventud los viernes por la tarde y sábados por la mañana. "El grupo funciona integramente con el voluntariado, tanto con los monitores (que nosotros llamamos scouters) como con madres y padres que se implican directamente", detallan desde el colectivo.