Los cuidados paliativos en oncología ahorrarían a la Sanidad pública cerca de 500 millones de euros al año, un dato que revela la necesidad de impulsar en España la atención integral al final de la vida.

Así lo indicó Javier Rocafort, director de la Fundación Vianorte-Laguna y expresidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos con motivo de celebrarse hoy el día mundial dedicado a esta actividad y en un contexto de crisis económica, en el que está en riesgo el futuro del Sistema Nacional de Salud.

La última investigación sobre la actividad de los paliativistas en oncología refleja una reducción del gasto sanitario tanto en pruebas diagnósticas como en tratamientos farmacológicos por cada paciente, al ajustar ambas cuestiones a "su pronóstico vital".

El estudio referido por Rocafort se refiere solo a los enfermos oncológicos, aunque los resultados son extrapolables a todos los que requieren de cuidados paliativos.

En el último año de vida de los pacientes con cáncer, los hospitales en los que trabajaron conjuntamente oncólogos y paliativistas redujeron un 30 % el coste medio por afectado.

Rocafort señaló que la supervisión de estos profesionales evita que el enfermo acabe en urgencias en el momento en que, por ejemplo, se dispara el dolor o siente que se ahoga, para someterse quizá a pruebas innecesarias, tratamientos ineficaces y a un sufrimiento claramente evitable.

En España, puntualizó, 115.000 personas al año precisan de cuidados paliativos, de las que unas 60.000 tienen cáncer. El ahorro potencial por cada una de ellas, cuando colaboran oncólogos y paliativistas, es de unos 8.000 euros anuales -480 millones por año-.

Y es que estos profesionales sanitarios son expertos en "priorizar cuáles son los tratamientos más efectivos en cada momento" porque son conocedores del "pronóstico vital" del paciente.

Adecuan así lo que se prescribe al enfermo, "según el proyecto final de la persona", y dan prioridad al "control de síntomas" frente a otras medidas "más farmacológicas", manteniendo una comunicación adecuada con el afectado y su familia.

Se trata de lograr la "mejor calidad de vida posible para el paciente" y el "alivio del sufrimiento", comentó Rocafort, quien puso como ejemplo que, en ocasiones, no es preciso seguir con la quimioterapia o con otros tratamientos agresivos y lamentó que en España el acceso a los cuidados paliativos "todavía no es completo". Muchas veces, apuntó, "llegan tarde" porque los afectados "no sabían ni que existía esta posibilidad".

Aunque desde 2003 son un derecho para todos los españoles, hoy día hay en España 400 unidades de este tipo, lejos de las 700 que requeriría este país, donde escasea la atención a niños en fase terminal y hay grandes divergencias entre las autonomías.

La Sociedad Española de Cuidados Paliativos expresó su preocupación por lo que "sigue sin ser un derecho universal en España", donde faltan 8.000 profesionales sanitarios en esta actividad.

Su presidente, Álvaro Gándara, señaló que "en tiempos de crisis, el modelo de prestación de cuidados paliativos demuestra su especial eficiencia, al lograr, como se ha visto en múltiples ocasiones, ahorrar recursos.