VISTO el milenario y esplendoroso pasado del Reino de Marruecos, que abordé en mi artículo de ayer, en la sección de los sábados, De Costa a Costa, hoy veremos su pujante presente y el no menos prometedor futuro, bajo la égida de sus predecesores, su abuelo Mohamed V y su padre, el rey Hassan II, que marcan la impronta de la sabia dirección de S. M. Mohamed VI, que ha hecho de Marruecos una auténtica y consolidada Monarquía Parlamentaria, representativa y plural, en la que el amplio espectro político va desde los socialistas a los islamistas moderados, que hoy presiden el Gobierno de la nación, en una sana y democrática alternancia política. Marruecos es hoy en día un atractivo país en vías de desarrollo, con un inmejorable código de inversiones, destino de numerosos capitales extranjeros; al margen de la "primavera árabe" (que ha causado estragos en los países de su entorno, y que asola Siria) y, por supuesto, lejos de la tormenta financiera que hace tambalear los mercados y a la misma Europa del euro, y que puede acarrear el rescate de España por parte de la Comisión Europea, lo que implicaría una preocupante pérdida de soberanía.

Por su parte, Marruecos es un país emergente, con más de 32 millones de habitantes, cuyo crecimiento estará por debajo del 3% este año, después del 5% del año 2011, según previsiones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Para darnos cuenta de la importancia de Marruecos en el contexto internacional y de sus potencialidades geoestratégicas, basta rescatar la siguiente información que dio la vuelta al mundo: "Berlín y Rabat acuerdan cooperar en la producción de energías renovables". En efecto, Alemania y Marruecos firmaron el pasado día 3 una declaración de intenciones que busca aunar el potencial marroquí en materia de energías solar (térmica y fotovoltaica) y eólica y la experiencia alemana en este campo, según declaró el ministro germano de economía en un comunicado. El acuerdo rubricado en Berlín se centra en el desarrollo de una asociación bilateral para la extensión de las energías renovables y enfatiza la necesidad de respaldar políticamente la iniciativa Desertec, un proyecto alemán para crear una central gigante en el Sáhara. ¿Tiene alguien alguna duda de que si los canarios no actuamos empresarialmente en el Sur de Marruecos lo harán otros? Esta es una prueba inequívoca de lo que siempre hemos defendido.

"El Gobierno federal aplaude la asociación energética entre Alemania y Marruecos", que aporta a ambos "significativas ventajas", aseguró el ministro alemán de Economía, Philipp Rösler, tras firmar el documento común con el ministro marroquí de Energía, Minería, Agua y Medio Ambiente, Fouad Douiri. Agregando que "las condiciones para las energías solar y eólica en Marruecos son especialmente adecuadas" y que el país africano es un "socio ideal para Alemania" por "las conexiones eléctricas ya existentes hacia Europa" y "sus ambicionados objetivos para la construcción de energías renovables". Subrayando, además, que Marruecos "puede beneficiarse de la gran experiencia de las empresas tecnológicas alemanas, especialmernte en el ámbito de las energías renovables".

Desertec, que aspira a importar del Sahara alrededor de un 20% de las necesidades energéticas de Europa para 2020, comenzará en breve la construcción en Marruecos de su primera fase: las primeras centrales eólicas y solares, con una potencia conjunta de 250 megavatios, cuya entrada en funcionamiento está prevista para 2014. Europa podría ahorrarse, pues, alrededor del 40% de sus costes energéticos con el uso de energía generada en el desierto del norte de África, resaltaron en Múnich (Alemania) los impulsores de este proyecto europeo, Desertec, para crear en esa región del continente africano una red de plantas de energías renovables.

La construcción de parques eólicos, centrales solares y tendidos eléctricos costaría alrededor de 400.000 millones de euros, pero supondría, al mismo tiempo, un ahorro anual de 33.500 millones respecto a la generación de energía en Europa, explicó Florian Zickfeld, experto de la iniciativa industrial Dii, impulsora de Desertec. Según el gerente de Dii, Paul van Son, "la mejor manera de lograr un abastecimiento energético sostenible y libre de CO2 sobre la base de energías renovables es a través de la cooperación entre las personas en Europa y en ambos lados del Mediterráneo".

"Aquí debe crearse un mercado. Con viento y sol dejaremos atrás conjuntamente la era de la energía fósil y haremos realidad la visión de Desertec", agregó Van Son, al apostar decididamente por una unión energética que englobe Europa, el norte de África (Canarias, añado yo) y Oriente Próximo. El estudio "Desert Power 2050", cuyas conclusiones fueron ya presentadas, revela que los abundantes recursos solares y eólicos en Europa, el norte de África y Oriente Próximo (región EUMENA) hacen posible una sociedad energética con un porcentaje de más del 90% en energías renovables.

"Generar energías renovables en las zonas con los mejores recursos y suministrarlas desde allí a las regiones con mayor demanda es el futuro común de EUMENA, y para ello hay que crear ahora las bases", subrayó la gerente de Dii, Aglaia Wieland. Por ello, "el desarrollo de las redes más allá de las fronteras nacionales y la creación de un marco regulador para la electricidad generada en el desierto son los temas más importantes para los años venideros". "Tenemos un potencial rentable e inagotable para la generación de energía en el desierto", agregó Wieland, que señaló que esta unión energética garantizaría además el suministro de electricidad a Europa.

Así, el Norte y el Sur se convertirían en el centro de esta unión energética, apoyados por la energía eólica y solar en el norte de África y Oriente Próximo (MENA), explicó. La iniciativa industrial Desertec, desarrollada por un grupo de empresas y bancos alemanes (Alemania es la gran locomotora de la economía europea), a la que se han sumado otras firmas europeas, quiere importar hasta 2050 del desierto del Sahara alrededor de un 20% de las necesidades energéticas de Europa. España está directamente ligada al proyecto con la participación de Abengoa Solar, y en tanto en cuanto la energía eléctrica producida en Marruecos se distribuirá a Europa a través del territorio español de la península Ibérica.

No es menos importante, en el ámbito de la cooperación, el control por parte de la multinacional lechera francesa Danone, que ha pasado a tomar las riendas del grupo central lechera de Marruecos, con una inversión de 550 millones de euros, lo que permite el acceso a un mercado emergente dada la crisis en Europa. El grupo lácteo pagará la cifra reseñada que le otorga el 67% de participación en la empresa marroquí, que era dueña del 29,2% desde el año 2001. La nueva serie de productos lácteos de Marruecos significa una cuota de mercado de casi el 60%, que el año pasado facturó la cifra de 6,6 mil millones de dirhams (unos 600 millones de dólares), lo que representa un beneficio neto de 458,3 millones de dirhams.

En una entrevista concedida al periódico económico frances "Les Echos", el director general de Danone, Franck Riboud, dice que su grupo va a "cambiar de dimensión en el norte de África" por esta operación. "Entre Marruecos, Argelia, Túnez y Egipto, vamos a facturar mil millones de euros en ventas; en total, unos 900 millones de dólares en productos lácteos frescos". "Vamos a seguir construyendo nuestro negocio en África. En los próximos años, esta será nuestra nueva frontera"...

Estamos, por tanto, ante un gran país que ya es todo un referente mundial; y de cuyo peso específico en la escena internacional hablan por sí solo los hechos expuestos aquí. Lo cual avala mis reiteradas recomendaciones de que Canarias no puede vivir, bajo ningún concepto, de espalas al desarrollo de Marruecos; un país a tan solo 96 km de distancia (unas 59,65 millas marinas) y con el cual debemos mantener, ¡lo reitero una vez más!, unas buenas y fructíferas relaciones de amistad y cooperación. ¡¡Lo contrario (y ahora más, que España nos arrastra al fondo del abismo) sería un inconsciente y lamentable suicidio!!

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