Son los ojos y los oídos de sus dueños y su paso está permitido en todos los lugares. Son los perros guía de la ONCE, que ayer protagonizaron una exhibición en la plaza del Príncipe.

Un perro guía es algo más que una mascota. Nacen en la escuela de entrenamiento que hay en Madrid y, casi desde entonces, les entrenan de forma continua. Con un año y medio, les entregan a una persona invidente y, desde entonces, se convierten en sus ojos.

María Victoria, que es sorda y ciega, tiene a Kimo, un estupendo labrador, desde hace tres años. Se trata de un perro especialmente entrenado para guiar a personas ciegas y sordas, de forma que con unos gestos de los dedos de su dueña, Kimo se sienta en el suelo.

"Con los cambios de luz, yo no puedo ver y el perro es el que me guía", explica María Victoria, quien desde que se lo entregaron no se separa de Kimo.

Los perros dan más seguridad a sus usuarios que el bastón y, además, son una cálida compañía. Cuando los cogen del arnés, la persona invidente nota todos los movimientos del perro y el can entiende que va de guía. Mientras que cuando van de la correa, el perro sabe que va de paseo.

El alcalde de Santa Cruz de Tenerife hizo un breve recorrido con los ojos tapados, guiado por uno de estos perros, y superada esta prueba, dijo: "He ido como en un Mercedes". Desde la ONCE le respondieron: "Solo que esto es más caro". Porque el valor de estos animales entrenados como guía es incalculable.