Como adelantábamos en nuestro editorial de ayer domingo, hoy, una vez más, vamos a referirnos a la Justicia. Desde niños, desde mayores y bajo distintos regímenes políticos siempre hemos creído que la Justicia es un bien de Dios. Un bien que el Creador pone en manos de los hombres, y ahora también de las mujeres debido a las leyes de igualdad, para que beneficie y dé a cada uno lo que le corresponde. En esa creencia, como decimos, hemos vivido desde pequeños. Por eso hemos manifestado en múltiples ocasiones que nos duele la Justicia cuando no es justa; cuando no la imparten jueces y juezas haciendo uso de la sensatez y el debido respeto a las leyes. Fíjense los jueces, fíjense los lectores de este periódico y fíjense los habitantes de este Archipiélago en que, por primera vez, hablamos de sensatez en los miembros de la judicatura. Porque para ser justos previamente hay que ser sensatos. ¿O es que resulta sensato dar patente de corso a un sinvergüenza que constantemente está desprestigiando a la Justicia aprovechándose del asesoramiento de una compañera sentimental que ejerce como jueza? Una señora que, según el concepto imperante en esta casa y por las sentencias suyas que nos afectan, ha prevaricado tres veces contra EL DÍA. Prevaricó, a nuestro entender, cuando junto con otros cuatro magistrados, todos ellos de Las Palmas, acusó al editor de EL DÍA de ser un delincuente, sin vestir la toga y fuera de un juzgado, y con publicidad. Prevaricó también cuando no se inhibió en una causa de José Rodríguez contra una periodista de Las Palmas, pese a que previamente esta jueza había sido denunciada por el editor de EL DÍA ante el Consejo General del Poder Judicial por el asunto citado en primer lugar. Y volvió a prevaricar cuando prestó testimonio, siendo parte interesada, en un pleito de su compañero sentimental contra este periódico.
Nos duele la Justicia. Hemos dicho muchas veces que acatamos sus sentencias, y sus intérpretes son los únicos que deben ser tratados de "señorías", los únicos, no los "golfos políticos" de cierto Parlamento. Sin embargo, nos vemos obligados a recurrir algunas muy virulentas contra nosotros debido a que nos resulta imposible afrontar sus desproporcionadas condenas económicas. Sanciones que son galácticas. Basta recordar, como lo hemos hecho otras veces en nuestros comentarios y editoriales, que dos humoristas de la revista "El jueves" fueron condenados a pagar una multa de 3.000 euros por vilipendiar a los Príncipes de Asturias. A nosotros nos han condenado a pagar más de 69.000 euros por llamar chulón capicúa y mariconsón a un pájaro tatarita de Las Palmas, al que nunca hemos citado por su nombre. ¿Podemos creer en la Justicia con estas injusticias? Pues sí; creemos en la Justicia y en quienes la imparten, pero reclamamos en contrapartida que los jueces nos traten con justicia y equidad. Las condenas que estamos recibiendo son inconscientes, injustas y malvadas en su intención, alguna dictada para pagar una hipoteca del denunciante, del que jamás hemos citado su nombre, como es nuestro estilo -decir el pecado, pero no el pecador-. ¿Cómo se explica que por un dibujo pornográfico de dos miembros de la Familia Real haya que pagar 3.000 euros y por sacar a un señor del armario -siempre sin citarlo expresamente- se nos condene a casi 70.000? ¿Cómo es posible que los tribunales admitan a trámite una denuncia de la señora "rumana" que gobierna a los canarios contra EL DÍA por publicar una información que había aparecido previamente en Canarileaks y en Abc, sin que se formule ni una simple queja contra esos dos medios ni tampoco contra una emisora local que también difundió la noticia de los papeles de México? Sentencia fulminante que se dictó en menos de 24 horas.
Ese, queridos lectores, es el trato que estamos recibiendo de algunos jueces y juezas. Respetables miembros de la Judicatura, ¿van a seguir ustedes consintiendo que sigan ocurriendo estos desmanes o, por el contrario, van a intervenir debidamente para que no se siga deteriorando la imagen de una institución tan respetable y respetada como es el estamento judicial? ¿Van ustedes a seguir permitiendo que un pájaro tatarita siga desacreditándolos a todos valiéndose de una relación afectiva? Nuestros letrados, que no son iletrados como dice el tatarita sino profesionales altamente competentes, ya han interpuesto los oportunos recursos; ahora ustedes tienen en sus manos adoptar la decisión oportuna. Solo les pedimos que no tengan en cuenta nuestras ideas políticas y patriotas, aunque no las compartan, pues la libertad de información y de expresión es la esencia de cualquier democracia constitucional. Igualmente les hacemos una llamada a que no tengan en cuenta el corporativismo, porque determinados sujetos y "sujetas" no merecen vestir la toga en un tribunal. Actúen con libertad, con independencia y sin tener las manos atadas para no formar parte de un complot fomentado, eso parece, con el fin de esquilmar los recursos de EL DÍA.