Una sospecha que empezó a madurar en los años 90, un par de letras disimuladas en un cuadro clasificado como un cinco estrellas y un comunicado oficial difundido en la red (www.museodelprado.es). La dirección del Museo del Prado y Manuela Mena, jefa de conservación de pintura del siglo XVIII y Goya de la pinacoteca más importante de España, han fundido sus dudas en un único planteamiento para "expulsar" del catálogo pictórico del artista de Fuendetodos (Zaragoza) "El Coloso", una de sus "obras" -todavía no se ha asignado a otro autor- más emblemáticas.

A pesar de la rotundidad con la que creció la noticia, esparcida el pasado lunes, un amplio sector de estudiosos de Goya todavía no dan credibilidad al hallazgo. Al menos, hasta que se certifique al cien por cien que el aragonés no tuvo nada que ver con "El Coloso". En este bando, aunque con matices, se alinea el canario Matías Padrón, doctor en Historia y conservador jefe de Pintura Flamenca y Holandesa del Museo del Prado. Para que nos entendamos; podríamos colocar a Mena y Padrón en el mismo nivel, aunque con otras especialidades.

El herreño, aunque residente en Las Palmas desde que era niño, no se sorprende cuando le trasladamos el contenido del texto colgado en la página web del Prado: "Esa es una batalla que empezó Manuela Mena hace muchos años, pero que siempre halló oposición por parte de los expertos en Goya. Algunos de los mejores ya han muerto y son autores de trabajos más sólidos que los que ha completado la conservadora. Todos están convencidos de que El Coloso tiene la firma de Goya", reproduce Padrón.

Lo primero que hace el conservador canario antes de manifestar su opinión sobre una posible desclasificación del cuadro en cuestión, catalogado en los fondos del Prado con la numeración 2785 desde el año 1931, es dejar claro los cimientos sobre los que quiere construir sus frases. "Mis palabras no hay que interpretarlas como las de un experto en Goya, solamente puedo hablar como participante de muchos procesos parecidos. Desde la distancia, y en base a las opiniones de otros colegas de profesión, sí que puedo argumentar que hay aspectos que parecen indicar que "no existe una base científica que avale que El Coloso no es de Goya", declara Matías Padrón.

Y todo por dos letras

Una de las razones que impulsó a Mena a dejar "huérfano" un cuadro que llegó a la pinacoteca nacional procedente de la colección privada de Fernández Durán tiene que ver con la aparición en el ángulo inferior izquierdo de la tela de las iniciales (A.J.), que, según la conservadora del Prado, podrían asociarse con la creatividad del valenciano Asensio Juliá. "Es uno de los pocos discípulos documentados de Goya", se relata en un trabajo que empezó a tomar cuerpo en junio de 2008. "Diríamos que era un seguidor aventajado", precisa Mena una tesis que genera una primera controversia.

Y es que para Matías Padrón y, sobre todo, para los estudiosos de la vida y obra del genio fallecido en Burdeos (1828), "hay al menos tres discípulos de Goya (incluso se identifica a un cuarto) que tenían mucha más calidad que Asensio Juliá", contrapone el canario frente al informe del Prado en el que se puede leer que en la obra cedida por el Marqués de Perales (miembro de la familia Fernández Durán) se aprecia con nitidez "un trazo tosco, sucesivas correcciones -tan inusuales en Goya-, un desorden en las líneas de composición de elementos pictóricos...", enumera Mena.

Por ahí, Padrón halla otra diferencia de criterios que sostiene con la hipótesis de que "Goya, a diferencia de Velázquez, no se caracterizaba por una perfección compositiva", avanza. "Su carga emocional y grandeza se encontraban en la expresividad y en su talento. Ese descuido y nota de modernidad era un juego. Goya jugaba con la naturaleza y, sin querer, con el espectador. Él era un genio rápido y espontáneo y sus Venus, por citar un ejemplo que pueda entender la gran mayoría de los lectores, no son torpes, simplemente no tienen nada que ver con las que pintaba Velázquez", compara. "El Coloso tiene la carga emocional de un gran maestro". añade.

Debate académico

Matías Padrón no está en contra de la investigación. Todo lo contrario. Él mismo ha tenido que desclasificar en innumerables ocasiones la paternidad de un cuadro para entregársela a otro autor. "La que habla es la pintura y, a veces, dos letras no garantizan un descubrimiento. En este caso, hay textos de la época que asocian El Coloso con Goya (1746). No sé si es el caso, pero no sería la primera vez que lo que parecen unas letras se convierten en un número o incluso una mano interesada incluye en la obra de su maestro algún elemento que puede generar confusión. La picaresca ha existido siempre", precisa al introducir la última parte de su exposición.

Otra de las voces que se han oído estos días defendiendo una postura parecida a la de Padrón es la del hispanista Neil Glendinningn, que abandera la idea de que El Coloso es de Goya. "Él siempre se manifestó en esa línea, pero no se le ha tomado en cuenta en los foros en los que se discutía esta posibilidad. Eso sí, el debate no se produjo en los círculos académicos y en los centros de investigación", destaca Matías Padrón. "El Prado no puede discutir nada que esté por encima de él. En este caso ha faltado intimidad informativa y prudencia". Ése, el debate público en los medios de comunicación alrededor de un cuadro tan emblemático, es un grave error para el historiador canario. "La institución es la que más sufre cuando salen a la luz esas luchas tan enconadas".