Son muchos los españoles que optan por dedicar sus vacaciones a ayudar a los más necesitados y con la solidaridad en la maleta viajan hasta los países en desarrollo como voluntarios de distintas ONG españolas que cada año ofertan plazas para los que quieran embarcarse en esta aventura.

Lucila Bergareche trabaja en la ONG SED y este verano ha viajado hasta la localidad keniana de Barpello para colaborar como voluntaria durante cinco semanas en uno de los proyectos de esta organización.

"Es algo que me llena mucho y aprendes de la experiencia", asegura Bergareche, quien, en concreto, ha ayudado junto a otros tres voluntarios en un colegio al que acuden los niños de esa localidad becados por la organización.

En años anteriores, la joven ha sido voluntaria en Perú, Mozambique y Burkina Faso. "Vas a trabajar, haces muchas cosas pero al mismo tiempo compartes con los demás. Yo necesitaba la experiencia, estaba un poco saturada de Madrid y del terremoto de la vida cotidiana", afirma.

Si bien tiene empleo, dos de los compañeros con los que ha viajado hasta Barpello están en paro, lo que le lleva a considerar que la crisis no ha impedido que aquellos que quieren desempeñar su labor como voluntarios fuera de las fronteras españolas lo hagan.

"Ahorras y te quitas de cosas para poder ir", apostilla Bergareche .

Y es que a pesar de la crisis económica y de que cada voluntario tiene que costear sus gastos de viaje y manutención, algunas organizaciones aseguran que no ha disminuido la demanda y, en algunos casos, incluso se ha duplicado el número de plazas.

Es el caso de Ayuda en Acción que, según explica la coordinadora del programa "Voluntariado a Terreno", Eztizen Gregorio, enviará este verano aproximadamente a 110 voluntarios a los más de 70 proyectos que tiene en Bolivia, Ecuador, Perú, Paraguay y Etiopía.

"Sorprendentemente no ha afectado de manera negativa como podíamos esperar. Ha habido muchísima gente que se ha interesado por las propuestas que ofrecemos", constata Gregorio, quien explica que el precio final del viaje depende del país de destino del voluntario.

En este sentido, apunta que no es lo mismo, por ejemplo, viajar a Etiopía, donde los billetes de avión pueden costar en torno a los 600 euros que a Ecuador, donde los vuelos cuestan cerca de 1.200 euros. A eso suma la manutención, que oscila, apunta Gregorio, entre los 7 y los 25 dólares diarios (de 5 a 18 euros).

Las organizaciones también ofrecen facilidades de pago. Es el caso por ejemplo de SED, que adelanta el importe de los billetes para que los voluntarios pueden pagarlos a plazos, entre otras iniciativas, señala Lucía Muñoz, de la Delegación Mediterráneo Sur de esta organización.

Subraya que esta ONG no ha notado en ningún momento que haya disminuido el número de voluntarios. Este año enviarán a 70 personas sobre el terreno.

SED tiene proyectos en distintos países de África, Latinoamérica y Europa del este y, próximamente, según su web, comenzarán en Asia.

Muñoz, además de ser trabajadora social en la ONG, ha viajado en sus vacaciones varias veces como voluntaria en distintos proyectos, del que entre otros destaca el que desarrolla SED junto a los Hermanos Maristas en el municipio boliviano de Comarapa.

Su tarea en Comarapa, donde llegó a estar un año, consistía en ayudar a los niños que acuden a la escuela y que viven solos en habitaciones ya que sus padres, campesinos la mayoría, residen en otras poblaciones en las que no hay escuelas y por las malas carreteras y deficiente transporte público no pueden ni llevarles ni traerles cada día.

Ya está preparando su próximo viaje a Bolivia, que en esta ocasión también será de un año porque un mes "se le queda corto"