Regina Álvarez es una reconocida pintora madrileña que ha llevado sus obras por todo el mundo. Los resultados de sus creaciones han sido objeto de exposición en lugares como Miami o Nueva York. Incluso, ha sido la primera española en exhibir sus obras en la sede de las Naciones Unidas.

Regina trabaja en conjunto con un grupo de expertos profesores que se encargan de crear ilusión con solo una pincelada de color. Este equipo de profesionales constituye "El patio de Reginart", un proyecto que surgió en Tenerife hace ya veintiséis años y que tiene como objetivo acercar el mundo de la pintura a pie de calle con solo un "chasquido de dedos".

Tal es así, que propusieron una iniciativa al Ayuntamiento de La Laguna ganándose la aceptación de muchos: durante un día entero la céntrica calle Herradores fue testigo de esta manifestación artística.

Un número indeterminado de personas con distintas edades se aventuraron a participar con su "granito de color" en estos llamativos lienzos al aire libre.

La temática elegida para este proyecto fue el continente africano. En este sentido, abundaron dibujos sobre sus habitantes con ropajes llenos de color, sus complementos, su hábitat, su increíble paisaje, sus texturas y, por supuesto, sus exóticos animales. Un ejemplo de ello fue el mural estrella, en la imagen superior de la página, "África es todo luz y color".

Los tonos amarillos, naranjas y rojos -los materiales utilizados fueron acrílicos- acapararon el protagonismo en esta ola cromática que se desbordó en San Cristóbal de La Laguna.

Esta idea fue la excusa perfecta para que "El Patio de Reginart" consiguiera captar la atención y, en muchos casos, la colaboración de los transeúntes de una de las vías con más movilidad de la ciudad.

"Estuvo muy interesante porque la pintura tiene un manifiesto poder de atracción, el color, el montaje de los caballetes, las mesas llenas de material para poder darle vida a esos dibujos, llaman mucho la atención", comenta Regina antes de argumentar que "la calle ofrece la oportunidad de enseñar a todos lo sencillo que puede llegar a ser plasmar un color y darle forma a una idea".

Esta iniciativa consiguió que muchas personas salieran de la rutina y se involucraran en una realidad artística sobre las calles laguneras. "Soy de la teoría de que mientras pintas no tienes tiempo para pensar en otra cosa. Es tanta la concentración en el color y en el dibujo que te olvidas del mundo", precisa Regina.

Este original proyecto no distinguió edades, ni limitaciones físicas o psíquicas. En plena calle se promovió el trabajo en equipo y "El patio de Reginart" fue capaz de demostrar, una vez más, que el resultado obtenido es mejor en conjunto que de forma individual.