"No puede ser que el dinero sea el fundamento de una civilización", afirma sobre el mundo de hoy el escultor Martín Chirino, el "herrero fabulador" de las espirales y el viento, que ha logrado "dibujar en el aire" ligeras y misteriosas formas aladas con el pesado hierro forjado.

A los 88 años, Martín Chirino (Las Palmas de Gran Canaria, 1925), uno de los grandes, más conocido y valorado en el extranjero que en España, conserva la fuerza que le permite trabajar en el yunque con el martillo y ha hablado en su casa-taller, Valyunque, cercana a Madrid, de su vida y su obra.

Y también de la exposición homenaje que se podrá ver en el Circulo de Bellas Artes de Madrid después del verano y de la futura Fundación que llevará su nombre en Las Palmas.

"Sí, afortunadamente soy de los pocos artistas, yo diría hombres viejos, que todavía tienen vigor para estar en la dureza de este trabajo. Tengo ayuda, claro, a Rafael Monagas, que es quien sigue en la fragua conmigo", dice Chirino.

El título de la exposición será "Obras para una Colección" y después estas esculturas irán a la Fundación Martín Chirino, en el Castillo de la Luz de Las Palmas, cuya inauguración está prevista para el próximo año.

Pregunta.- La espiral y el viento son el símbolo de su obra y a desentrañar este misterio, en el que ve el origen de la vida, se ha entregado con pasión...

Respuesta.- De niño veía en la playa de Las Canteras cómo el viento levantaba la arena en espirales que crecían desde abajo y me impactaba. Luego ya un día, siguiendo esta trayectoria de hombre curioso, descubrí las espirales dejadas por los primitivos pobladores de Canarias, los guanches, en la roca basáltica.

Y, más adelante, que los faicanes, los jefes de tribu, subían en la época del solsticio a la punta más alta a mirar el cielo y veían lo que hoy sabemos que eran las galaxias, que se movían en forma de espirales.

Toda esta mitología que crean para sobrevivir y por la preocupación del hombre por trascender, y que dejan relatada, es lo que hace que el hombre vaya acumulando un tipo de conocimiento. Al final vas creando un entramado, no sé si intelectual, pero sí vital, algo que tiene presencia en ti mismo y que, cuando eres capaz de darle forma, es un acervo cultural importante.

P.- ¿Sabe que está en la lista de los 10 artistas españoles vivos más cotizados de la casa de subastas Christie''s. Qué opina del mercado del arte?

R.- El arte pertenece de verdad a los amantes del arte y no a los especuladores. Claro, te vas a China o Nueva Zelanda, donde de pronto aparecen obras ahí en subastas, y los precios son disparatados, pero a mí lo que me gusta es París, lo que me gusta es Londres, Nueva York.

Estamos afectados por todo aquello que ocurre lo que está ocurriendo en este momento en Europa, en la economía y en el desarrollo de la cultura, no cultural, que me molesta. Estoy hablando de la excelencia. Creo que hay un disloque total.

Hemos estado manejando unas escalas de valores totalmente subvertidas, no tenían nada que ver con la realidad o tenían que ver con otra realidad, pero no con la del mundo de la creación.

P.- ¿Y adónde va esta crisis?

R.- Hay algo mucho más allá de nosotros. Da la sensación de que en este momento no existe ninguna filosofía capaz de definir qué es lo que nos está sucediendo, porque lo que pasa es otra cosa y ante la evidencia de los hechos uno no puede realmente reaccionar o negarlos. Las cosas son como son y, evidentemente, lo que hay que estar es a la expectativa, mirar, observar y ver.

P.- ¿Hay crisis en la creación artística?

R.- Yo no lo llamaría crisis, diría que el arte está vivo y evoluciona. El centro sigue siendo el hombre y su circunstancia. ¿Cómo piensa hoy un hombre que tiene la alta tecnología endiosada? ¿Cómo pensaba un hombre que tenía que mirar y buscar en donde podía? Hay un salto histórico, está claro, pero ¿es mejor?, ¿es peor? No lo sé.

P.- Los artistas de la generación de los cincuenta y de El Paso, grupo al que perteneció, se unieron ante una España aislada y abrieron las fronteras, incorporándose con la abstracción y el informalismo a los circuitos internacionales del arte.

R.- Sí, era todo un contexto en el que te movías en aquella España, donde oscurecías en función de un cierto poder que realmente era opresor. Eso es lo que hoy la gente no entiende, no se dan cuenta de que vivir en un sistema represivo es perverso, me doy cuenta ahora y lo siento ahora, entonces el sufrimiento era mayor hasta que te adormecías, pero hay un momento en que la escopeta está siempre contra ti.

P.- Ha escrito en un hermoso texto: "la interpretación de toda mi obra tiene momentos reconocibles en la historia del hombre que soñó de niño que el horizonte podía desplazarse y que ya de mayor, octogenario, cree que casi ha conseguido el sueño de ese movimiento".

R.- Es lo que llamo mi capacidad de ensueño, como todos los niños. Bajaba a la arena de la playa, me tumbaba y veía los grandes transatlánticos y siempre era la pregunta ¿qué es lo que habrá? Y quería saber, saber... Y el horizonte era lo que tenía que mover.

P.- ¿Y los Aeróvoros son el horizonte?

R. La Espiral del Viento hay un momento en que era una forma muy cerrada y sentí que tenía que expandirse y el mismo viento se expande y crea el horizonte, que son los aeróvoros.

Después, con la llegada de la Transición Democrática, Martín Chirino, al igual que otros artistas de la generación de los cincuenta, se liberará del compromiso con la sociedad, con los partidos, con el informalismo.

Se producirá una quiebra en su ortodoxia y empezará a cultivar el conocimiento, el saber y a buscar y a fabular. Y a crecer y a hacer lo que necesita hacer. Y vendrán las alfaguaras, el fluir del agua como el hierro líquido, el viento solano, el Árbol de Luz y Sombra, homenaje a su amigo el poeta Manuel Padorno. Pero siempre, el misterio de la espiral.