Pedro Sánchez llega tarde a la presentación de Manual de Resistencia. El líder socialista se ha visto obligado a convocar elecciones ocho meses después de mudarse a La Moncloa. Los 191 noes a sus primeras cuentas estatales han supuesto mucho más que una derrota presupuestaria. Los enemigos se multiplican fuera y dentro de su partido. Lo primero es obvio, lo segundo una certeza silenciada con una moción de censura que no consiguió suturar todas las heridas internas del partido de la rosa. Sánchez sabía desde el minuto cero que iba a ser doblegado por el techo presupuestario; vapuleado en cuanto emergiera el debate de los PGE. En pleno temporal, además, se dio de frente con una revuelta andaluza que fulminó de un plumazo un legado histórico; una revolución en los olivares que colocó a Vox en el mapa político nacional.

Sánchez regresa a la carrera electoral. ¿A la tercera irá la vencida? Una gestión ochomesina, un incendio descontrolado en Cataluña -el relator se va a la cola del paro sin confidencias- y una desconexión con Canarias alarmante. Ese es su legado. La historia juzgará al político que fue capaz de sacar adelante la primera moción de censura constitucional pero, por ahora, la realidad indica que Pedro Sánchez El Breve no ha sido justo con las Islas... Un padre debe querer a todos sus hijos por igual, sin partidismos estériles, y él ha demostrado en distintas ocasiones una nula empatía con este archipiélago.