Les ha dado por mentir. A todos. La cuestión es que los periodistas nos comemos simiescamente todos los falsos plátanos que nos presentan, tiramos las cáscaras al suelo y la realidad está cada día más resbaladiza. Y la gente más desinformada. Pendiente de relatos, por muy ajenos que esos cuentos resulten a la verdad objetiva de los datos. El Gobierno de Canarias sumó churras con merinas al hacer el cálculo de lo que no ha trasferido el Gobierno de la nación, y se fumó un puro: incluyó los dineros de la subvención a la residencia, que no se entregan al Gobierno, sino a las compañías, y que suman una pasta; incluyó recursos ya comprometidos y no transferidos, y hasta algún que otro recurso transferido pero pequeñito. La cosa era hacer bulto para que se note bien el desprecio de Madrid. Que venga ahora Ángel Víctor Torres a intentar explicarlo con su catálogo de patéticas promesas que hasta él sabe que no van a cumplirse. Torres se reúne con su propia panda de amigotes a prometerles el oro y el moro, con el presupuesto del 18 a punto de cerrar, y el del 19 ya preparado para entrar en el limbo de lo imposible que se retuerce hasta hacerlo posible. Veremos milagros con la negociación de este nuevo presupuesto decorativo: se dirán cosas muy insensatas sobre un dinero que será elástico. Porque ahora se ha puesto de moda inventarse cifras cada vez más disparatadas. El portavoz de Ciudadanos en Canarias, el risueño Mariano Cejas, acusó ayer al Gobierno regional de no haber gastado 2.500 millones de euros del presupuesto regional de 2018 (a "fecha de octubre", según Cejas). Lo dije amparándose en el mantra que repite pertinaz: que según datos de la propia Hacienda, Clavijo solo ha logrado gastarse el 71 por ciento del presupuesto, lo que supone una inejecución de 2.500 millones de euros. Pasmo y horror. ¡¡¡2.500 millones de euros!!! ¿Qué hace el Gobierno quejándose de lo que no recibe si no ha sido siquiera capaz de gastarse 2.500 meuros? Deberían callarse la boca estos pedigüeños.

Y puede que Cejas tenga la razón, que aquí deba callarse mucha gente, empezando por él mismo y siguiendo por todos los demás. Los datos que presenta son una "boutade", un fiasco para consumo de titulares, otra imitación de esa realidad paralela que consiste en vender declaraciones inexplicables para públicos que no las entienden. Ni falta que hace. Si alguien tiene especial interés, puede consultar el grado de ejecución presupuestaria (hasta el tercer trimestre de 2018) que se publica en la página web del Gobierno, en cumplimiento de la ley. Es contabilidad pura y dura, muy dura, casi porno: enseña las vergüenzas de todas las administraciones que han sido. Podría hacerse daño a cualquier Gobierno explicando que en la administración lo único que de verdad funciona como un reloj son los capítulos 1 y 2, sueldos, gastos de personal, bienes corrientes y servicios. Cuando llegas a los capítulos 6 y 7, inversiones reales, transferencias de capital, todo se embarranca, y desde la nueva ley de contratos más aún, porque los funcionarios no están dispuestos a ir a la cárcel por caprichos de los políticos.

Mariano Cejas es economista: podría habernos contado la verdad, pero prefirió hacer política e hinchar el pato, justo como hacen los que denuncia. ¿Se puede meter en octubre como gasto inejecutado los sueldos públicos de miles de empleados en noviembre y diciembre, y sus pagas extras? Pues parece que sí. Se pueden meter esos mil kilos y pico para que la cuenta sume 2.500, que es una cifra redonda. Pero al final solo es soplar en el globo. Mentiras y medias verdades mal cocinadas. Más de lo mismo.