El Gobierno de Canarias sumó ayer al PP, Nueva Canarias y la Agrupación Socialista Gomera -más el apoyo de Coalición, que se da por sabido- para exigirle a Sánchez que transfiera a las Islas todos los recursos asignados en los presupuestos de 2018.

Clavijo convocó a la reunión que adoptó esa decisión a los líderes de todos los grupos del Parlamento de Canarias, pero no acudieron ni Podemos ni el PSOE. Que Podemos no fuera tiene su lógica: ellos van por libre. Pero resulta curiosa la explicación del PSOE a su inasistencia: consideran que la convocatoria es "frentista", es decir, que busca dividir a la sociedad y colocarla en trincheras enfrentadas. Parece un discurso ridículo viniendo de un partido que ha decidido precisamente optar por la política frentista, una forma de hacer política solo para una parte de la sociedad, que no forma parte de la tradición política del socialismo posterior a la Guerra Civil. Para los aliados preferentes del PSOE, Podemos, el "frentismo" se teoriza y se defiende: antes de retirarse a cuidar de sus hijos en el casoplón familiar, Pablo Iglesias defendió explícitamente la política de frentes, contemplada en sus sesudos artículos académicos como la única opción de que Podemos alcance el poder.

Al resto de las fuerzas políticas, lo del frentismo no parece condicionarles demasiado: Nueva Canarias, por ejemplo, enfrentada tradicionalmente a Coalición por cuestiones de protagonismo y diferencias ideológicas menores, en este concreto asunto del impago de las cantidades presupuestadas y no transferidas a Canarias, se ha pasado por el refajo esas diferencias para colocarse -en palabras de Román Rodríguez- "del lado de los intereses de Canarias", es decir, del lado de "que se cumpla lo acordado en los Presupuestos de 2018". El apoyo de Nueva Canarias a la reivindicación de Coalición y los partidos que actualmente sostienen al Gobierno es significativa: Nueva Canarias participó en las dos últimas elecciones generales en las candidaturas del PSOE, y apoyó la investidura de Sánchez, aun a sabiendas de que suponía la pérdida de una renta de situación para Pedro Quevedo y su papel como bisagra en la negociaciones presupuestarias.

Al margen de esta historieta del frentismo, el PSOE canario debería explicar a sus electores por qué le parece mal asistir a una reunión de partidos constitucionalistas, mientras justifica reuniones y comunicados conjuntos bilaterales entre el Gobierno de España y el de Cataluña. Porque al final, aquí de lo que se trata es de pronunciarse: Canarias no ha recibido casi el 80 por ciento de los fondos comprometidos en los presupuestos de 2018. Es mucho dinero para permanecer callado. Sobre todo cuando fue el PSOE canario -hace algunos años- el que movió las denuncias contra el PP por el impago del convenio de carreteras. Es asombroso cómo se puede ahora tirar esa ejecutoria a la basura.